Así es la familia de Luka Modric: su mujer desde hace más de una década y sus tres hijos

Luka Modric está a punto de hacer historia una vez más. El croata, a sus 38 años, acaba de firmar su renovación con el Real Madrid hasta 2025. El próximo mes de octubre, el que ya es el jugador más veterano de La Liga superará a Puskás, convirtiéndose también en el más longevo de la historia del club blanco. Con su estancia hasta, mínimo, el año que viene, el centrocampista pondrá así el broche de oro a una trayectoria de entrega y compromiso que no le ha impedido desarrollar también con plenitud su faceta más personal.

Así son la mujer y los tres hijos de Luka Modric

Modric comparte su vida desde hace más de 15 años con la también croata, Vanja Bosnic. Aunque la pareja se ha mantenido desde entonces hermética en lo que a su relación se refiere, se sabe que se conocieron mientras ella trabajaba en la Agencia Deportiva Mamic tras haber finalizado sus estudios de Economía y él se preparaba para dar el salto desde el Dinamo al Tottenham. A los tres años de cruzar miradas por primera vez, ambos pasaron por el altar en 2010, cuando la de Zagreb estaba embarazada de seis meses.

En junio del mismo año, los padres primerizos dieron la bienvenida a Ivano. Posteriormente, en 2013, llegó Ema y en 2017, nació Sofía. Los mayores, por el momento, han escogido seguir los pasos de su progenitor en el deporte y juegan en categorías inferiores de equipos madrileños.  

La familia al completo reside a día de hoy en La Moraleja, una de las zonas más exclusivas de la capital, en un chalet de 700 metros cuadrados y valorado en 2,3 millones de euros.

La complicada infancia del futbolista del Real Madrid

Para Luka, su infancia supuso todo un reto como consecuencia del estallido de la Guerra de los Balcanes, que comenzó en 1991 en su país de origen y cuando él tenía solo cinco años. Tras presenciar cómo mataban a su propio abuelo, la familia se desplazó desde la pequeña aldea en la que vivían y que daba nombre a su apellido hasta Zadar.

Allí, el centrocampista vivió como refugiado en distintos hoteles de Zagreb en cuyos parkings, sin embargo, comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol. Uno de los dueños de uno de los alojamientos anteriores, concretamente el del Hotel Kolovare, fue el que descubrió las grandes dotes que Modric presentaba con el balón en los pies, razón por la que optó por llevarle a jugar al equipo que él mismo dirigía, el NK Zadar.