Santiago Segura vuelve a ponerse delante de los focos con el estreno de la cuarta entrega de 'Padre no hay más que uno'. En una entrevista a la revista 'Pronto', el director de cine comenta que está "enamorado" de todos los niños que aparecen en sus películas y que los quiere como si fueran de su familia. Además asegura que cuando termine la saga seguirá quedando con ellos y viéndolos, e incluso desvela que hay un chat de la película del que se quiere quitar porque se vuelve "loco".
Santiago Segura también ha dicho que le parece "raro" gustar tanto a un público tan joven, pero considera que eso significa que lo está haciendo bien y le emociona. "Ayer una niña de ocho años me dijo que había crecido viendo mis películas y estaba emocionada de verme. Menos mal que ahora el público infantil ve las pelis que hago para ellos, lo que me molestaba era estrenar 'Torrente' y ver en los cines a niños de 12 o 13 años", ha confesado.
Sin embargo, dos de las niñas que aparecen en su saga son sus propias hijas, Calma y Sirena. La pequeña, que tiene diez años, "no tiene criterio", en palabras de su padre porque ha llegado a pedirle un papel en la próxima película de 'Torrente'. Utilizando el humor que siempre le ha caracterizado, Segura comenta que "menos mal" que tiene un tutor legal que "intentará evitarlo". "El otro día le dije: '¿Te das cuenta de que tienes 10 años y llevas siete películas?'. Le parece normal, pero no", comenta sobre la pequeña.
El director de cine les ha explicado a sus dos hijas que "una actriz está en casa esperando a que la llamen". Santiago asegura que ha "insistido" en que ellas tienen que tener un trabajo y, si les salen cosas de actriz, ya las harán "si quieren". "Yo hago con ellas lo que hicieron mis padres conmigo, decirme que estudiara. Hice la carrera de Bellas Artes y ahí tengo colgado el título. Me ha servido para hacer el cartel de las películas y poco más", comentaba.
Segura quiere que sus hijas, que tienen 16 y 10 años, formen su vida más allá de las películas que puedan protagonizar en un futuro porque, tras años dedicado al mundo del cine, sabe de buena mano que es una profesión con grandes altos y bajos.