Hay nombres de distintos ámbitos, como ocurre con el deporte, que trascienden de su respectiva esfera profesional para, dada su proyección y trayectoria, pasar a ser caras reconocibles y familiares para el gran público. Ocurre mucho en España con el fútbol, pasión nacional. Y uno de esos jugadores que están presente en el imaginario colectivo es Santiago Cañizares. El portero fue durante años uno de los más destacados de la liga española, lo que incrementó también el interés en su vida personal y familiar. Uno de sus hijos, Lucas Cañizares, que sigue los pasos de su padre, ha hablado recientemente del episodio más complicado que vivió el clan: la muerte del pequeño Santi a los cinco años.
Como ocurre con otros futbolistas de los años noventa y dos mil, el madrileño, que desarrolló buena parte de su carrera en el Celta, el Real Madrid y, especialmente, el Valencia, y llegó a ser reconocido como mejor guardameta de Europa en 2001, es un personaje cuyo impacto ha excedido del terreno meramente deportivo y ha generado interés, también, desde otras perspectivas. Su faceta personal ha sido una de ellas. A lo largo de los años, hemos conocido los distintos hitos personales y sentimentales del portero, que es padre de seis hijos.
Uno de ellos es Lucas, pareja de la influencer Carla Asensi Richart, y su heredero en el campo, que juega también como portero en el Farense, un equipo de la primera categoría de la liga portuguesa de fútbol. El valenciano de veintidós años ha concedido una entrevista al medio deportivo Relevo, una extensa charla en la que, además de abordar su trayectoria profesional, los retos que tiene por delante o las comparaciones entre su carrera y la de su progenitor, también se ha sincerado sobre su vertiente más íntima. En concreto, sobre un difícil capítulo: la pérdida de su hermano pequeño, en marzo de 2018, a causa de un tumor cerebral.
Más de un año estuvo enfermo el pequeño, hijo del segundo matrimonio de Cañizares con Mayte García, de la que se separó en 2021 (Lucas, como sus hermanas mayores, son fruto de la relación con su primera mujer, Marina Conchello). Por entonces, Lucas estaba en la cantera del Real Madrid, y vivió momentos muy difíciles estando solo. "Muchas noches me las pasaba llorando porque te acordabas", reconoce, señalando, eso sí, que el hecho de tener una responsabilidad entre manos, en este caso deportiva, le servía como "una oportunidad, un desahogo".
"No hay secreto para pasar una situación así", explica, admitiendo que maduró "a la fuerza" y que en su día se intentó "evadir", pero que ahora lo tiene muy presente: "Lo llevo escrito en las botas y para mí es una fuerza el hecho de saber que está ahí. Que me apoya desde arriba", ha confesado.
Lucas ha dicho de su hermano Santi que le gusta su ejemplo para usarlo como fuerza, como superación y como forma de discernir entre lo que merece la pena y lo que no. "Él era un niño inocente, feliz y alegre y de repente te llega esta situación, no sabes por qué", ha planteado, incidiendo en que las enfermedades no entienden de personas ni situaciones, y que en un caso como ese solo queda rezar y aprender, según sus propias palabras. "Sí va a estar en nuestras manos todo el aprendizaje que nos deja esta situación el resto de nuestras vidas", ha destacado. "Esto llega, te destroza la burbuja y te devuelve a la realidad", ha concluido.