Así es la relación entre Carla Vigo y su padre, Antonio, con el que no vive desde hace años

Hace ya más de dos décadas que los Ortiz Rocasolano pasaron del anonimato a convertirse en uno de los clanes más perseguidos de España, multiplicándose el interés sobre cada uno de los miembros de la familia de la por entonces periodista Letizia Ortiz. Una de ellas, su hermana pequeña, Érika Ortiz, que en la fecha del compromiso de los ahora reyes Letizia y Felipe VI era madre de una hija, Carla, una niña pequeña fruto de la relación sentimental que tenía con Antonio Vigo. En 2006, tras casi diez años juntos, se confirmó la ruptura de la pareja. Un año después, el clan recibiría el duro varapalo de la trágica muerte de la hermana de Letizia. En este tiempo, Carla Vigo ha adquirido un rol muy mediático: analizamos qué es lo que se sabe sobre la relación que mantiene con su padre.

La discreta vida actual de Antonio Vigo, la expareja de Érika Ortiz

Mientras el de Carla ha pasado a ser un nombre común de la crónica social, de forma paralela, su progenitor ha reducido y mucho su presencia. Vigo fue habitual en posados y eventos familiares en aquellos meses y años posteriores al anuncio del compromiso real. Pero desde que él y Érika rompiesen su relación, se ha alejado totalmente del foco. Su vida actual está centrada en su exitoso trabajo como escultor, participando y siendo premiado en exposiciones internacionales de arte, faceta que compagina con la de docente de Bellas Artes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

También en su vida personal. De Antonio se sabe que comenzó una relación con una mujer llamada Laura. Con ella ha vuelto a adentrarse en la paternidad, teniendo dos hijos, que son hermanos pequeños de Carla Vigo. Y con respecto a su primogénita ha habido dudas en el papel cuché sobre cómo es la relación entre padre e hija, habida cuenta de que la aspirante a actriz no vive con él (se independizó cuando cumplió los dieciocho años) y en el último año ha pasado varios meses en un piso tutelado, compartiendo vivienda con otras personas.

Así es la relación padre-hija: de su apoyo en su carrera a los mensajes en redes

El perfil bajo de Antonio limita en gran medida lo que se sabe sobre el vínculo paterno filial. Pero sí hay elementos que permiten esbozar una idea. Uno de ellos, unas declaraciones concedidas en el año 2021 por el escultor, tomadas después de que Carla interpretase sobre las tablas 'Yerma' bajo la dirección de Rafael Amargo. El excuñado de Letizia comentó entonces al micrófono de Europa Press, tras ser felicitado por el trabajo de su primogénita, que la veía "siempre" sobre el escenario. "Genial, es un monstruo, un fenómeno", hablaba amablemente de Carla al ser preguntado sobre cómo la veía como actriz.

Y hay otros elementos más recientes que dan cuenta de que la relación entre padre e hija parece seguir gozando de buena salud. En este caso, en el ámbito de las redes sociales, donde la joven, que hoy cumple veinticuatro años, es muy activa, y donde también su progenitor tiene perfil abierto, en el que presume de sus creaciones. Ambos se siguen mutuamente en Instagram, y hay interacciones entre ellos de forma puntual. Carla da 'me gusta' a algunas de las publicaciones del escultor (la última de ellas, este mes de julio), y Antonio ha comentado públicamente en los posts de su hija mayor: lo hizo por ejemplo, a comienzos de año, cuando ella mostró que hacía voluntariado con personas mayores, algo que su padre aplaudió en las respuestas, recibiendo a su vez varios emoticonos por parte de su hija.

¿Por qué ha vivido Carla Vigo en un piso tutelado?

Desde que falleciese su madre, Carla comenzó a vivir con su padre en Aranjuez. Ya siendo mayor de edad, decidió independizarse y dejar el domicilio familiar tras una estancia en Alemania. Vivió con uno de sus novios, Álvaro durante un tiempo, pero a finales de 2023, tras una temporada con problemas de salud mental y con la alimentación, después de pasarse ingresada mes y medio en un psiquiátrico, estar en un hospital de día y convivir con una amiga, acabó entrando en un piso tutelado junto a otras ocho personas.

En abril de este año recibió el alta y abandonó la vivienda para buscar un hogar propio en el centro de Madrid, que parecía haber encontrado según las informaciones que se publicaron esta primavera. Pero finalmente, este septiembre ha regresado a la casa tutelada. Lo hace bajo el paraguas de la Asociación de Iniciativas Sociales, una entidad "no lucrativa" que pone a disposición pisos tutelados "para personas con enfermedad mental" y, como ella misma ha contado, paga el alquiler con la pensión de orfandad por la muerte de Érika, su única fuente de ingresos.

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