A sus veintitrés años, Cayetana Rivera, la hija de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, atraviesa un excelente momento personal y profesional. Tana –así la conoce su entorno- está “muy contenta” con su nuevo puesto de trabajo en Colkie, plataforma digital “para amantes de la música”, y comparte esta felicidad desde hace tres meses con un empresario llamado Manuel Vega.
La joven de 22 años, después de una larga temporada sin aparecer en actos públicos, asistía la pasada semana a la presentación de la nueva colección de moda de Lourdes Montes en SIMOF (Salón Internacional de Moda Flamenca). La primogénita del diestro, de la mano de su nueva pareja, arropaba a la mujer de su padre en este evento tan especial. A juzgar por las imágenes que protagonizaron en el front row, este empresario de 33 años ya conocía a gran parte de la familia de su novia.
También quiso apoyar el trabajo de la pareja de su exmarido Eugenia, que conversaba en este pabellón con el novio de su única hija. “Es un chico estupendo, educadísimo, trabajador”, asegura estar encantada la duquesa de Montoro, que está molesta con que se dé a entender que un miembro de su entorno está disconforme por su edad y por tener un trabajo relacionado con la noche –ha tomado las riendas del imperio hostelero de su padre, ha creado un festival y tiene mucha presencia en algunos de los restaurantes más conocidos de la capital andaluza-.
“Si sabéis nombre y apellido me encantaría saberlo a mí. No me ha sentado bien porque el chico es estupendo, es encantador y es educado y no sé a qué vienen esos comentarios. Entonces sí es verdad que alguien lo ha dicho, el próximo día me decís quién”, solicitaba a los reporteros antes de entrar en ‘Museo Chicote’.
La realidad es que Eugenia y Fran intentan mantener a su hija alejada de los medios de comunicación. Si hace unos meses la empresaria pedía ante las cámaras que dejasen a Tana “al margen”, esta semana ha sido el torero el que se ha enfadado con la prensa tras ser preguntado por la presentación pública de Manuel Vega.
“Que la dejéis tranquila, que ella no tiene que soportaros a vosotros”, reclamaba Rivera, que volvía a responder muy tajante al ser de nuevo preguntado por este joven. “Qué respetéis a mi hija por favor, que respetéis a mi hija, por favor, y su intimidad. No lo vais a hacer, ¿no?”, preguntaba decepcionado.