Este año es decisivo para Irene Urdangarin, que se encuentra en ese momento clave de la vida de tantos jóvenes en el que toca decidir qué quiere hacer con su vida. La joven cumplirá la mayoría de edad este 2023 y eso, en el caso de haber llevado los estudios al día y querer seguir formándose más allá de la educación obligatoria, como es el caso de Irene, tiene un significado especial. Llegados a este punto, toca decidir su futuro.
La posibilidad de estudiar alguna carrera o ir a la Universidad es más real que nunca, hay que tomar decisiones serias y parece que Irene tiene muy claro hacia dónde quiere encaminar su futuro. La hija menor de la infanta Cristina y su todavía marido (aunque por poco tiempo), Iñaki Urdangarin, podría estar planeando quedarse en Suiza.
Así parece tras los sutiles cambios que ha añadido en su discreta cuenta de Instagram, que permanece cerrada al público, optando la adolescente por mantenerla privada. Sin embargo, se puede ver cómo ha incorporado a su biografía las siglas EHL, que podrían corresponder a la École Hôtelière de Lausanne.
Esto señalaría no solo su deseo de permanecer en Suiza, también su intención de formarse en el sector de la hostelería, porque este centro es uno de los más prestigiosos en formación en dirección y administración de hostelería. Parece que, a pesar de lo mucho que se ha especulado, Irene no tiene intención de seguir los pasos de su prima y dedicarse a crear contenido digital.
Este centro se encuentra a orillas del lago Léman y cuenta con su propio campus para estudiantes. El precio aproximado por curso es de 35.000 euros, tal y como se puede leer en la propia web del centro. Parece que para Irene Suiza se ha convertido en su hogar y no tiene intención de abandonarlo, no es raro porque la familia se instaló allí cuando ella tenía siete años; el próximo 5 de junio cumplirá 18.
Todavía no se ha terminado el curso actual e Irene parece tener más que claro hacia dónde quiere encaminar su futuro. Esta es una decisión muy distinta a la que, en su momento, tomaron sus hermanos, quienes se vieron en esta situación antes que ella. Juan, el mayor de todos, se tomó un año sabático antes de comenzar sus estudios de Relaciones Internacionales en la Universidad de Essex; después de tres años se instaló en Madrid, donde lleva una discreta vida.
Pablo Nicolás, convertido en portavoz no oficial de la familia en los momentos más convulsos, ha seguido los pasos deportivos de su padre, vive en Barcelona y persigue su carrera como jugador de balonmano profesional. Mientras tanto, estudia un grado en Business Administration en la Escuela de Negocios internacional European University.
El menos conocido de todos es Miguel, que se instaló en Londres para estudiar Ciencias del Mar u Oceanografía, una de sus pasiones desde pequeño.