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Se ha hecho esperar, pero por fin ha tenido lugar el esperadísimo día del bautizo de Ana Sandra, la nieta de Ana Obregón que nació el pasado mes de marzo por gestación subrogada. La ceremonia se ha celebrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Moraleja y ha habido muchos guiños familiares con abundante significado.
La actriz ha querido hacer una ceremonia íntima a la que han asistido solo unos pocos familiares y amigos. Ana ha querido que la madrina de Ana Sandra sea una prima de su hijo, Celia Vega-Penichet, y actuando como padrino hemos podido ver a un amigo de Aless Lequio, Giacomo Ugarelli.
A pesar de que la ceremonia ha estado blindada a los medios por una exclusiva, hemos podido ver la llegada de Ana a la iglesia con su nieta en brazos, muy sonriente y con un look que confirma que el rosa se ha convertido en el color fetiche de su nueva etapa como abuela.
El primer guiño tiene que ver con el lugar elegido para la ceremonia, la iglesia de Nuestra Señora de la Moraleja, que está situada muy cerca de la casa de Ana Obregón y se trata de la misma iglesia en la que el 30 de junio de 2020 se oficiaba el funeral en memoria de Aless Lequio.
El traje de cristianar que ha usado Ana Sandra es el mismo con el que se bautizó Aless Lequio, una tradición que en este caso adquiere un sentido especial. Se trata de un faldón de la familia Obregón, según aclaró Alessandro Lecquio, que Ana ha descrito como "una de las reliquias mejor conservadas de la familia, confeccionado con tela de hilo de color beige, con encaje bordado a mano y guirnaldas de flores".
Desde que el nacimiento de Ana Sandra fuera motivo para abandonar el luto tras el fallecimiento de su hijo, el rosa se ha convertido en el color que llena la vida y el armario de Ana Obregón, como ha demostrado en numerosas ocasiones, y esta ocasión no ha hecho más que confirmarlo con el look que ha elegido para el bautizo de su nieta. Pero hoy la bióloga ha querido coordinarse con su nieta y ha elegido para este día tan señalado un chupete de color rosa que podría simbolizar la conexión que existe entre abuela y nieta.