Es complicado establecer el cambio de Ana Mena antes y después de ser conocida, porque lo cierto es que ha crecido y cambiado frente a la vista de todos. La joven lleva casi toda la vida trabajando y creciendo profesionalmente para poder ahora disfrutar del fruto de tantos años de esfuerzo.
Ana Mena nació en Estepona, el 25 de febrero de 1997, y desde pequeña parece que tenía claro que quería dedicarse al mundo del espectáculo. Aunque ahora parece que la música se ha convertido en su presente y su futuro, en el pasado también probó suerte en el mundo de la interpretación.
De hecho, al principio de su carrera combinó ambas carreras, el mismo año que cantaba a dúo con Abraham Mateo era escogida para dar vida a Marisol en el biopic sobre su vida. Era el año 2009 y, aunque no ha vuelto a meterse en la piel de Pepa Flores, sí que ha vuelto a colaborar con Mateo, con quien coincidió en el programa Menuda Noche cuando eran los dos eran unos niños con muchos sueños por delante.
De hecho, su relación es todavía más larga, se conocieron antes de actuar juntos en televisión, algo que recordaba la propia Ana hace tiempo. “Íbamos todos los sábados a una academia donde se daban clases de canto grupales de unas 30 personas y luego nos íbamos a comer. Todos los sábados”.
Así comenzó una carrera que, seguramente, poco sospechaba que pudiera llegar tan lejos. En 2010 participó en My Camp Rock 2, y ganó, en 2011 formó parte del reparto de La piel que habito, dirigida por Almodóvar. En 2015 decidió apostar todas sus cartas a la música y presentó su primer sencillo en solitario. Desde entonces su carrera solo ha ido en ascenso, hasta convertirse en una de las artistas del momento.
No es raro que, pasado tanto tiempo desde que comenzó su carrera, Ana Mena haya cambiado tanto físicamente, poco queda de aquella niña que fue, salvo las ganas y la ilusión. Con el paso del tiempo se ha ido despidiendo de su rostro de rasgos aniñados y ha abrazado la madurez.
No solo su rostro ha cambiado, también lo ha hecho su estilo, porque ahora como mujer adulta abraza su feminidad y no teme lucir prendas más ajustadas, vestidos más llamativos y, por supuesto, apuesta por maquillajes más complejos, con los que destaca ciertos rasgos mientras matiza otros. Ahora luce los labios más redondeados y la nariz más afilada, aunque hay quien señala que es cosa del bisturí, igual que su rostro más fino ser a causa de una bichectomía.
Ana ha ido evolucionando hasta convertirse en toda una estrella, que no renuncia a la característica melena larga que siempre le ha acompañado, aunque no parece tener problema alguno en innovar y probar qué le sienta mejor y con qué se siente más cómoda. Su imagen es parte de quién es y por eso ha ido cambiando con ella.