Dani Alves se encuentra en prisión preventiva desde hace un año por una presunta agresión sexual a una joven de 23 años, que habría tenido lugar en diciembre de 2022 en una discoteca de Barcelona. El brasileño, después de posponer su declaración por su deseo de mantenerse a la espera de las pruebas periciales, ya ha hablado antes los jueces en la Audiencia de la Ciudad Condal.
A partir de las 15 horas de la tarde, ha comenzado la tercera y última sesión del juicio contra Dani Alves por la presunta violación a una joven. Después de declarar los forenses y doctores que exploraron a la víctima, el futbolista ha comenzado a responder las preguntas entre lágrimas.
Alves ha comenzado explicando que en la comida previa junto a sus amigos, pidieron “cinco botellas de vino y una botella de whisky japonés". Más tarde, se desplazaron hasta la discoteca Sutton donde se produjeron los hechos. Según su relato, mientras todos ellos se encontraban en un reservado, se habrían unido dos mujeres a las que a su vez, después lo hicieron otras tres más, entre las que se encontraba la víctima.
Esta última se habría acercado a él mientras bailaba y, tal y como ha declarado, "ella empezó a bailar más pegado a mí, a 'perrearme', empezamos a rozar nuestras partes. Ella empezó a tocar mis partes. Cuando me tocó, pensé que había una tensión sexual y hablé con ella para que fuéramos al baño. No le tuve que insistir".
Unos minutos después, se dirigieron al aseo, al que él llegó antes que la denunciante. Según el deportista: "Pensaba que no vendría, pero al final entró en el baño. Nos empezamos a besar. Me empezó a bajar los pantalones, yo le ayudé. Me senté en la tapa del váter y se puso de rodillas para hacerme una felación. Estuve todo el rato sentado, solo me levanté para correrme fuera de su sexo después de la felación, que fue prácticamente todo el rato que estuvimos en el baño".
Para concluir, el acusado ha querido añadir unas palabras con las que afirma no ser "un hombre violento": "Salí porque no quería que nos vieran salir juntos del baño. Ella no me dijo que se quisiera ir. Yo no le impedí que saliera. No la abofeteé, ni la cogí del pelo. No soy ese tipo de hombre, no soy violento. Tampoco quise practicarle sexo oral. Ella no me dijo nada, estábamos disfrutando los dos, nada más. No me dijo que no quería".
La declaración del futbolista brasileño ha puesto fin a la tercera y última jornada del juicio, que se celebra un año después de que saliese a la luz la acusación contra él y la posterior entrada en prisión. El testimonio de Alves llega, además, veinticuatro horas después de que su mujer, la modelo canaria Joana Sanz, prestase también declaración ante la Audiencia Provincial de Barcelona.
Las palabras de Sanz, que se enteró en su día de lo sucedido a través de los medios de comunicación y que, pese a anunciarlo inicialmente, no ha roto el matrimonio con su marido, a quien considera inocente pese a haber “metido la pata”, en sus propias palabras, dieron cuenta de su versión de los hechos sucedidos aquella noche. Joana confirmó haber recibido un mensaje de WhatsApp de su marido avisándole de que no acudiría a cenar, y verle llegar borracho a casa horas después.
“Se chocó contra el armario y se desplomó en la cama”, declaró ayer la modelo, que indicó también que decidió posponer la conversación con Dani visto su estado. Al día siguiente él le explicó que “había estado con amigos”.