Lleva más de treinta años dedicado al mundo de la interpretación, pero Alberto San Juan nunca deja de sorprender con sus interpretaciones. Es capaz de dejar a los espectadores con una sonrisa en los labios después de una de sus comedias, pero también de meterse en la piel de un personaje real y, proporcionando una interpretación íntima y personal, como sucede en Cristóbal Balenciaga, la serie donde se narra la vida del diseñador español, al que da vida San Juan.
A pesar de que es uno de los actores más conocidos de su generación, hay muchas cosas sobre su vida que no son demasiado conocidas. Sí lo es su activismo político, Alberto siempre ha alzado la voz por aquellas causas que le han parecido justas y así lo demostró junto a sus compañeros de ‘Animalario’ en los Premios Goya que presentaron en 2003 y que pasaron a la historia por ser los del ‘No a la guerra’.
Sin embargo, más allá de su faceta más pública, Alberto tiene un lado íntimo que no siempre comparte. Nació en 1968, fue uno de los cuatro hijos que tuvieron el dibujante Máximo San Juan -quien falleció 2014- y la actriz y locutora Pilar Guijarro Ortiz de Zárate, y se crió en el madrileño barrio de El Viso. Estudió en el Colegio Estilo, desaparecido en 2019, donde coincidió con Willy Toledo, también actor.
Estudió Ciencias de la Información y durante un par de años desarrolló su carrera como periodista, pero ese no era su camino. "Mi madre fue actriz de telenovelas", le contaba a Risto Mejide durante una entrevista. "Yo quise ser actor a los 17, pero no me atreví por vergüenza. Pasé a estudiar periodismo y con el dinero que gané me fui a la interpretación".
En esa misma conversación revelaba que había sido un niño muy tímido, un poco aislado. “Me faltaba el vínculo afectivo con mi entorno. Era muy solitario, miedoso y vergonzoso. Escondía la cabeza en vez de meterla”.
En su vida personal reina la tranquilidad. Se divorció de la productora chilena Karen del Río y durante un tiempo mantuvo una relación con Alba Molina, hija de Lole y Manuel, pero actualmente está casado con la arquitecta Paloma Domínguez, quien además es su socia en la iniciativa Teatro del Barrio.
El Teatro del Barrio está en Lavapiés, donde vive también el actor junto a los dos hijos nacidos fruto de su relación actual, Max y Mateo, nacieron cuando el actor ya había cumplido los 45 años, llegando a la paternidad un poco más tarde de lo habitual. Además del hogar familiar, el actor también tiene otra casa en Cañamares (Cuenca), un lugar que dice que aprendió a amar gracias a su madre, tal y como recogen en Europa FM.
El actor lleva una vida tranquila, aunque no evita alzar la voz siempre que le ha parecido necesario para denunciar lo que considera justo, tanto en entrevistas como al recoger algunos de los galardones que le han dado por su trabajo. Un trabajo que ama, tanto haciendo películas como series, aunque es el teatro donde más cómodo se siente.