Antonio Banderas siempre ha sido uno de los actores españoles más internacionales y esto es algo que él ha llevado con gran orgullo, haciendo gala de sus raíces siempre que ha tenido ocasión, incluso en los años en los que su carrera se centraba en Hollywood y conquistaba los corazones de los espectadores al otro lado del charco.
Tomar la decisión de marcharse se ha demostrado con el tiempo más que buena, pues le ha ayudado a consolidar su carrera y también a poder disfrutar de ella actualmente como más le gusta, aprovechando sus conocimientos y talentos para construir proyectos en los que cree y que le llenan el corazón.
Su primer papel en Hollywood le llegó en 1989, gracias a Pedro Almodóvar, pues surgió cuando viajó a Los Ángeles para asistir a los Oscar en los que la película Mujeres al borde de un ataque de nervios, del director manchego, estaba nominada. Allí aterrizó el malagueño, con ganas de intentarlo y sin saber ni un poco de inglés.
Un sueño que con mucho esfuerzo comenzó a construir al conseguir su primer papel y en el que contó con el apoyo de quien en ese momento era su esposa, Ana Leza. Con ella se había casado en 1987 y por suerte, ella sí que hablaba inglés con fluidez y durante esos primeros pasos ejerció de intérprete.
Antonio y Ana se divorciaron en 1995, una separación que, según le dijo el actor a Jesús Quintero en una entrevista, le dejó “pelado”. Ella se quedó con la casa en Madrid, con una pensión alimenticia y con el derecho vitalicio al 50% de los beneficios de las películas que el actor había protagonizado durante el matrimonio.
La vida de Antonio es de sobra conocida, a la vez que consolidaba su carrera conocía a uno de los grandes amores de su vida, la actriz Melanie Griffith, con quien se casó, tuvo a su hija Stella del Carmen y formó una gran familia junto a los hijos de la actriz (y también algunos de los hijos de la expareja de Melanie, pues Jesse Johnson, hijo de Don Johnson y Patti D'Arbanville, siempre ha sido uno más en el clan). Años después la pareja se divorció y Antonio comenzó una relación con Nicole Kimpel.
Mientras que Antonio seguía bajo los focos, la vida de Ana Leza pasaba a estar rodeada de la máxima discreción. Dejaba la interpretación, profesión que durante un tiempo compartió con Banderas, y rehacía su vida junto con el documentalista Chris Villareal. La pareja se casaba en California en el año 2000, en una ceremonia civil amadrinada por Carmen Maura, y desde entonces han vivido entre Madrid, Nueva York y California. Juntos han tenido dos hijas, Clara María y Sofía Macarena.
Poco se sabe de la vida actual de la mujer que fue indispensable para que el actor malagueño pudiera comenzar su sueño americano, pues ella misma optó por dejar a un lado las luces de ese mundo y centrarse en otros aspectos, viviendo su vida de una manera más discreta.