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El duro testimonio de Sergio Peris-Mencheta: "Tenía miedo a desaparecer y no quería ver a mis hijos"

Recién llegado a Madrid tras un año muy difícil después de que el pasado mes de enero fuera diagnosticado de leucemia, Sergio Peris-Mencheta ha regresado a España por Navidad. Todavía en tratamiento para evitar los riesgos propios del trasplante de médula al que se sometió en mayo y que ha sido todo un éxito. "Por dentro estoy muy bien. La enfermedad ha desaparecido y las analíticas son buenas, pero estoy con mucha medicación", ha contado a Mar Torres en el espacio 'El Faro' de la Cadena Ser. 

Ha sido un año muy complicado para toda la familia, que se ha mostrado más unida que nunca. Marta Solaz, su mujer, y Olmo y Río, sus dos hijos, se han convertido en su refugio y su mayor apoyo durante todos estos meses. Los dos pequeños, que conocían desde el primer momento la situación, han estado en todo momento muy pendientes de su padre. De hecho, en este tiempo han sido protagonista de uno de algunos momentos muy tiernos, como el mensaje que mandaron poco después del trasplante para saber cómo estaba su padre.

Así han vivido sus hijos la enfermedad

Y han sido precisamente los dos pequeños los protagonistas de la parte más emotiva de la conversación con Mar Torres. El actor ha reconocido que no fue sencillo y que en un primer momento se resistió a verles. "Ese momento, sobre todo el principio, con todos los miedos, con el primer ingreso, empezando el primer ciclo de quimio, sin saber donde vas y teniendo mucho miedo a desaparecer... No quería ver a mis hijos", ha contado el actor, que temía romperse si tenía frente a él a las dos personas más importantes de su vida.

Sin embargo, tras esos primeros momentos de angustia, cambió de opinión. La situación era la que era y él necesitaba a Río, de diez años, y a Olmo, de ocho, a los que por supuesto ha protegido al máximo durante estos meses. "A todo te haces. Cuando les ves, que son conscientes relativamente porque no saben lo que es perder a papá y no se lo pueden imaginar, esa parte ha sido... Con los amigos y los familiares repartes la responsabilidad emocional, con los niños te la quedas toda. Pero sí he sentido que el proceso curativo les ha pillado en un momento estupendo. Les ha pillado en un momento estupendo porque ha salido bien", ha comentado el actor, que cree que sus hijos han cambiado tras todo lo vivido en los últimos meses. "Siento que les ha aportado mucho y se han convertido en dos niños muy cuidadosos. Olmo no se separa de mí. Todo el rato besos, besos, besos... A Río, que le cuesta un poco más, de repente encontrarte que te tapa por si tenías frío, te rompe", ha comentado muy emocionado, el actor, que reconoce que el peso emocional de esta situación lo han llevado su mujer, Marta y él y que han liberado a los niños de él.

Las secuelas del trasplante

En cuanto a las secuelas que le ha dejado el trasplante, ha asegurado que, aunque todo está bajo control, está sufriendo algunos síntomas de la denominada enfermedad de injerto contra huésped. Una secuela que sufren todos los trasplantados y que consiste en que los glóbulos blancos "no reconocen el casa en la que están" lo que provoca que ataquen a los órganos del trasplantado porque no los reconocen. "Voy con una medicación para que no ataquen. El principal peligro es ese. Va todo muy bien, pero los primeros coletazos de la enfermedad me los llevo", ha explicado el actor, que ha asegurado que ese ataque se refleja en algunos problemas físicos. "Me afectan a las glándulas, no sudo, tengo la boca seca, a las articulaciones y a la piel. Por eso este moreno. Podrían atacar al pulmón, que eso es peligroso, pero voy muy protegido", ha dicho el intérprete.

El emotivo reencuentro con Juan Diego Botto

La vuelta a Madrid del actor nos ha dejado además un precioso momento junto a Juan Diego Botto, con quien mantiene una estrecha relación de amistad desde hace años. Tras su regreso, una de las primeras paradas que ha realizado Sergio Peris-Mencheta ha sido en la casa del actor, que no ha podido ocultar su sorpresa y su emoción ante el reencuentro. Tras verle en el salón de su casa, Juan Diego Botto, con la boca abierta, se ha puesto las manos en la cara y se ha dirigido hacia su amigo, con el que se ha fundido en un emotivo y largo abrazo.

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