Rosario Flores lleva más de treinta años de trayectoria musical y, como es costumbre en su familia, acumula miles de anécdotas que ha ido revelando a lo largo de los años como suele hacer su hermana, Lolita Flores. Hace una semana, el clan Flores asistía a la presentación del centro cultural Lola Flores II que se celebraba en Jerez de la Frontera, un evento al que, además de las hijas de ‘la Faraona’, también contó con la presencia de Pedro Antonio Lazaga y Alba Flores. Aprovechando su paso por la ciudad andaluza, la familia se reunión con amigos en una celebración flamenca en la que el hijo pequeño de Rosario y su tía protagonizaron un baile que fue muy aplaudido por Rosario, que estaba allí presente palmeando con el resto de los invitados.
Con los años, Rosario ha ido cogiendo experiencia y demostrando encima de los escenarios lo buena artista que es y de dónde le viene el arte y su poderío flamenco. Sin embargo, los inicios nunca son fáciles en la vida de un cantante y aunque seas hija de una eminencia en la cultura española y del flamenco, los nervios también florecen en las primeras actuaciones. Y eso fue lo que le pasó a Rosario, que admiraba mucho al grupo ‘Ketama’ y cuando consiguió ir de telonera, pasó por uno de sus peores momentos en directo.
Rosario ha acudido como invitada al programa de ‘Martínez y Hermanos’ y allí ha contado el momento de apuro que vivió: “Yo iba a telonera de Ketama, admiraba mucho a Ketama, era mi segundo concierto y estaba de los nervios. Encima venía mi madre, que la escondí por ahí para que nadie la viera”, contaba para contextualizar su historia. Ella y el grupo tenían una lista para seguir el orden de las canciones, pero al parecer no todos tenían el mismo. "Nosotros en los conciertos tenemos la lista de las canciones, una de las canciones en uno de los papeles estaba la tercera y en otros papeles estaba la cuarta. Empezamos a tocar, la mitad empezaron un tema y la mitad de los otros empezaron otro tema, yo no tenía tablas, me puse muy nerviosa y me puse a cantar la canción con el tono de la otra".
En ese momento la cantante sintió que su afán por quedar bien delante de ‘Ketama’ se desvanecía, pero pudo salvar el concierto, aunque cuando todo terminó no quería que nadie la viera: “No quería que nadie me viera ni me hablara, me sentía fatal”. Pero, como dicen, de todo lo malo se aprende y esto le sirvió de mucho: “Me sirvió de experiencia de muchísimas cosas que te pueden pasar en los conciertos y, después de esa experiencia, dije: 'Peor que esta no me va a pasar nada'. Pero lo recuerdo fatal, me pongo fatal todavía de pensarlo”, confesó a Dani Martínez.
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