Con el sentido del humor y la vitalidad que le definen, Dani Rovira daba hace unos días una de las mejores noticias de este año: los linfomas habían desaparecido de su cuerpo tras ocho sesiones de quimioterapia y cuatro meses de lucha contra un cáncer –linfoma de Hodgkin-, que él mismo había denominado como el bicho. Era el actor quien se encargaba de anunciarlo en su cuenta de Instagram, donde recibió una nueva avalancha de mensajes de apoyo que le siguen conmoviendo. "Sois tantos los que me estáis curando", agradecía a esos seguidores que le habían puesto en esta batalla el apodo de 'SuperDani'.
Tras terminar este proceso, el actor ha empezado a afrontar “la última pantalla del videojuego”, como le gusta denominar a este siguiente nivel. Con el #SiempreFuerte por bandera -lema que aprendió de su amigo Pablo Ráez-, el pasado 20 de julio comenzaba con la radioterapia, que estará dividida en 18 sesiones. El intérprete podría recuperar a mediados del mes de agosto esa normalidad que tanto anhela. Mientras tanto, ha empezado a rescatar algunas de esas costumbres de las que disfrutaba al máximo antes de que todo esto sucediera.
El actor ha dado un paso más y se ha dispuesto a realizar una de sus grandes pasiones: el running. El protagonista de ‘Ocho apellidos vascos’ ha calzado de nuevo sus deportivas y el pantalón corto tras cinco meses de parón obligatorio y ha salido a disfrutar de este deporte en plena naturaleza, como nos ha enseñado en un vídeo en su último post, algo que asegura haber “disfrutado y sufrido a partes iguales”.
“¿Veis lo que tardé en hacer 7 kms? Fue algo entre lo HEROICO y lo PATÉTICO. Empezar, no de cero, sino de -2 puede ser algo frustrante o por el contrario un reto y una motivación”, ha señalado en la publicación. Pero el tirar la toalla, ante los retos que le presenta la vida, no ha entrado nunca dentro de las posibilidades del malagueño. “Destrozaré estas zapatillas y las muchas que estarán por venir”, mostraba sus ganas recuperar sus marcas anteriores. De la misma forma, ha seguido tirando de esa gracia que nunca ha perdido, y ha comentado que “la calva no da aerodinámica”.
Estos meses han sido, sin duda alguna, una montaña rusa para el humorista. El miedo y la incertidumbre, a pesar de que el pronóstico era favorable, le han acompañado en estos ocho ‘rounds’ a los que se ha sometido. Unos ‘combates’ contra este maldito cáncer que le han dejado algunas secuelas físicas. “Pérdida de pelo, las venas del os brazos duras como bridas y cabeza de hipopótamo”, especificaba en una de su últimas publicaciones en la que aparecía disfrazado con una cabeza de este animal.
Con la radioterapia los efectos secundarios dependen de varios factores, según la zona del organismo donde se realiza el tratamiento y la susceptibilidad individual de cada persona, como apunta la Asociación Española Contra el Cáncer en su página web oficial. Algunos como el cansancio o las reacciones en la piel pueden producirse independientemente de la zona del cuerpo donde se reciba este tratamiento. Un último escalón que el premiado actor afronta con optimismo: "La vida me sonríe, pero siempre espero que me suelte carcajadas". ¡Mucha fuerza, Dani!