Probablemente el nombre de Emily Ratajkowski no te suene. Pero si te decimos que en su perfil de Instagram acumula más de 27 millones de seguidores puedes presuponer de su relevancia e influencia. Emily, que nació en Londres hace casi 30 años, se ha convertido en una de las estrellas de las redes sociales. Comenzó su carrera en el mundo de la televisión, con un papel en la serie juvenil iCarly; luego, actuó en un largometraje y en varios videoclips, gracias a los que obtuvo el reconocimiento a nivel mundial. Además, la revista GQ.
En diciembre de 2017, Emily comenzó a salir con el actor y productor, Sebastian Bear-McClard, un total desconocido para mucha gente. Su historia de amor se desarrolló rápidamente; se conocieron en diciembre y dos meses más tarde ya se habían convertido en marido y mujer. Ambos se dieron el ‘sí, quiero’ en el Ayuntamiento de Manhattan ante la presencia de los actores Josh Ostrovsky y Josh Safdie. También, al enlace acudieron cuatro amigas de la modelo.
Ya para aquel entonces, Sebastian no era tan desconocido y mucho menos para los seguidores de Emily. Desde un primer momento, a pesar de su intensa actividad en las redes sociales, ambos quisieron mantener su noviazgo en un segundo plano. Una línea que han seguido con el nacimiento de su primer hijo. Emily siempre ha estado involucrada en diversas causas y se ha comprometido, estrechamente, con los derechos de las mujeres. Es más, incluso ha estado detenida en alguna ocasión.
Por eso, cuando anunció que estaba esperando su primer hijo, también aprovechó la ocasión para criticar cómo se habían establecido los roles de género. Criticó que vivimos en una sociedad que está basada en estereotipos y valores diferentes para los hombres y las mujeres. “Cuando mi marido y yo contamos a amigos que estoy embarazada, su primera pregunta tras el ‘enhorabuena’ casi siempre es: ‘¿Sabéis qué queréis que sea?’ Nos gusta responder que no querríamos saber el género hasta que nuestro hijo tenga 18 años y nos lo diga. Todo el mundo se ríe de esto”, explicó en una conocida revista americana.
Ella misma explicó que no le gustaba que “impongamos a las personas preconcepciones basadas en el género, y mucho menos a los bebés”. Además, la modelo concluyó que ella quería ser una madre “que permita que mi hijo se muestre a mí”. De esta manera, la maniquí dio una lección de aperturismo y de concebir esta nueva vida de otra forma más feminista. Y parece ser que estas creencias las lleva en la sangre.
Emily nació en Westminster, Londres, de padres americanos, y pasó parte de su vida en un pueblo de Mallorca. Es hija de un pintor y de una profesora de literatura, quienes despertaron esa conciencia reivindicativa que todavía sigue llevando por bandera. “Comencé a tener una conciencia feminista muy temprano gracias a mi madre, que enseña literatura. Del mismo modo que algunas personas tienen una religión que marca su infancia, yo escuchaba las conversaciones de mis padres, que son dos personas superpolitizadas. Ser modelo y feminista definitivamente no es una contradicción para mí”, comentó en una entrevista.
De esta manera, Emily volvía a quejarse de los estereotipos que, en la mayoría de ocasiones, fijamos de manera inconsciente. “Creo que hay una suposición, en parte debido a ciertos estereotipos, de cómo debería ser y cómo debe mostrarse una feminista. La idea de que una mujer debe tener determinada apariencia para tener ciertas creencias es sexista. Cualquiera puede ser feminista siempre que esa sea su elección, independientemente de a qué se dedique y de qué forma vista”, aclaró.
Lo cierto es que su trabajo no le ha ayudado mucho en esa reivindicación, ya que ha recibido una multitud de críticas donde se le echa en cara que el feminismo y la feminidad no pueden ir juntas. Algo que Emily siempre ha demostrado. No siempre ha utilizado su cuerpo como parte de su trabajo, sino, también, como reivindicación. Por ejemplo, en 2017 subió una foto en topless a sus redes sociales donde se quejaba de Donald Trump y lo difícil que era acceder a la cobertura gratuita de anticonceptivos. También, un año más tarde, se quejó, con un desnudo integral, de la Ley de Alabama que prohíbe el aborto.