Probablemente cuando Elisabeth Moss se puso sus primeros zapatos de bailarina no sabía que sus pasos la llevarían al éxito, pero por otro camino. Ahora, a sus casi 39 años, la americana se ha convertido en una de las actrices con más éxito y con más repercusión mundial. Todo gracias a su papel como June Osborne en la serie El cuento de la criada, por el que se ha hecho con un Emmy a Mejor Actriz Principal, así como un Globo de Oro en la misma categoría. Ahora, Elisabeth disfruta de esa notoriedad que le ha proporcionado la serie e intenta buscar otros caminos alternativos para no atarse a su personaje.
Sus comienzos en el mundo de la interpretación se produjeron como hija del presidente en El ala oeste de la Casa Blanca. Luego, llegaría Peggy Olson en Mad Men y, más adelante, la inspectora Robin Griffin en Top of the Lake. Gracias a su infinidad de interpretaciones, la actriz ha demostrado que no hay papel que se le resista y que su elección no está basada en producciones de menores o mayores éxitos. A ella le gusta todo y sabe que hay oportunidades que no pueden dejarse pasar.
Ahora Elisabeth se encuentra muy cómoda dando vida a June y, por eso, ha decidido renovar para una quinta temporada. “Siempre recordaré a Peggy y me encantó el papel de Becky en Her Smell y el de Cecilia en El hombre invisible. Pero June ocupa un lugar muy especial. Me inspira su valentía y su humanidad además de su lucha por aquello que más valora, su libertad”, explicó en una entrevista. Además, la revista Variety ha incluido a la actriz entre las 500 personas más influyentes de Hollywood.
Elisabeth se casó con el actor Fred Armisen, pero el matrimonio duró apenas ocho meses. Se divorciaron, según la actriz, por diferencias irreconciliables. Lo cierto es que Elisabeth no se llevó un buen sabor de boca de la relación y contó que su ex era un actor, tanto dentro como fuera de las cámaras. Después de su divorcio, la actriz tuvo otras parejas, como el director de fotografía, Adam Arkapaw, y el británico Tom Hiddleston. Además, cuando tiene que acudir a una alfombra roja o a una entrega de premios siempre lo hace del brazo de su madre. Ella misma ha comentado, en más de una ocasión, que es una persona desconfiada y que, por eso, sus amistades se pueden contar con los dedos de una mano.
No solamente la actuación es uno de los pilares de su vida. También lo es la Cienciología, a la que pertenece desde que era muy joven y de la que no habla mucho, pero sí se considera un miembro “ejemplar”. Elisabeth fue educada en esta fe desde que era bien pequeña en su Chicago natal.
Una de esas personas que, probablemente, no esté nunca más en su vida es la actriz Leah Remini. Ambas eran muy amigas, pero entraron en una disputa en relación a la Cienciología. Es más, cuando Remini ganó un premio en la gala de la Crítica de la Televisión, por Scientology and the Aftermath, Elisabeth se levantó de su butaca y se fue. Una prueba de que su amistad ya estaba rota por completo. Muchas personas le han echado en cara su fe con la defensa de los derechos de las mujeres, ya que piensan que ambos nunca pueden llegar a ser compatibles.
Lo cierto es que Lizzie, como la conocen sus más allegados, siempre ha defendido que se considera feminista. También, siempre ha defendido su derecho en creer en lo que quisiera y, por eso, la Cienciología mueve su vida y su mundo. Sobre su futuro, la actriz lo tiene claro y sabe dónde quiere encontrarse de aquí a unos años: “Finalmente he llegado a mi madurez. Soy la dueña de mi trabajo y he encontrado mi voz”.