Aunque siempre que hablamos de ellos se les nombra como los Premios Oscar, lo cierto es que este nombre no es el verdadero de estos galardones, que fueron nombrados Premios de la Academia cuando fueron creados. Sin embargo, la vida da muchas vueltas y su nombre oficial ha dejado paso a este otro, más icónico y universal, por el que todo el mundo los conoce y reconoce.
La Academia de Ciencias y Artes Cinematográfica fue creada en 1927 por varias personalidades de Hollywood, y su intención era premiar el trabajo en la cinematografía y seguir fomentando la calidad y la excelencia. Tras varias reuniones y juntas se decidió que una entrega de premios era la mejor manera de hacerlo.
En 1929 se celebró la primera ceremonia de los Premios de la Academia, celebrada el 16 de mayo en el Blossom Room del Hotel Roosevelt con 270 asistentes, se entregaron 15 estatuillas y, tras el reparto, la fiesta siguió en el Hotel Mayfair, cobrando la entrada a cinco dólares.
Fue el director de arte de MGM, Cedric Gibbons, quien tuvo la idea general para la estatuilla, visionando un caballero empuñando una espada. Estaba delante de un rollo de película, cuyos cinco radios representaban las cinco ramas originales de la Academia, actores, directores, productores, técnicos y escritores, tal y como explican desde la página web oficial.
Fue a principios de 1928 cuando le encargaron el proyecto al escultor George Stanley, que produjo varias versiones, incluyendo la que se escogió finalmente. El diseño cambió un poco, por ejemplo, el rollo de película acabó bajo los pies, también fue variando su tamaño con el tiempo. Esta estatuilla comenzó siendo de bronce chapado en oro, pero actualmente es de britannia.
Fue precisamente la estatuilla diseñada específicamente para los premios de la Academia la que le proporcionó su sobrenombre, aunque el origen no está del todo claro y hay varias versiones. Este apodo no fue empleado por la Academia de manera oficial hasta 1939.
Una de las versiones más conocidas atribuye este nombre a Margaret Herrick, la primera bibliotecaria de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que tras ver la estatuilla aseguró que se parecía a su tío Oscar. Otros señalan a la actriz Bette Davis, quien se atribuía este logro en su biografía, asegurando que el sobrenombre se lo puso en honor a su primer marido, Oscar Nelson.
Hay más versiones, porque también existe la opción de que fuera Eleanor Lilleberg, la secretaria ejecutiva de Louis B. Mayer, quien le encontró parecido con el rey Oscar II de Suecia, que reinó en ese país hasta su muerte en 1907.
Es complicado conocer la verdad detrás de este curioso apodo, que ha conseguido eclipsar el nombre original de estos premios, pero también dotarles de una personalidad propia y acompañarles en su camino hacia el éxito, pocos son los que conocen el Premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (Academy Awards en inglés), pero no hay nadie que no sepa qué son los Oscar.