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Tanto Robert Downey Jr. como Sarah Jessica Parker se han convertido en actores de éxito, él se ha centrado en el cine y ella ha conseguido convertirse en una de las actrices de televisión más emblemáticas gracias a su personaje de Carrie Bradshaw, que ha retomado para la secuela de Sexo en Nueva York, llamada And Just Like That.
Presentes y futuros brillantes que hacen que recordemos su pasado en común porque, aunque ahora ambos estén casados con otras personas, hubo un tiempo en el que fueron la pareja del momento.
Hace mucho de esto, de hecho, Sarah se casó en 1997 con el también actor Matthew Broderick, con quien tiene tres hijos. Por su parte, Downey Jr. se juraba amor eterno en 2005 con Susan Levin, productora cinematográfica. Robert es padre de tres hijos, el mayor fruto de su primer matrimonio y los dos más pequeños nacidos a raíz de su relación con Susan.
Apenas tenían 18 años cuando Sarah Jessica y Robert coincidieron en el rodaje de Un extraño en casa y pronto comenzaron una relación que duraría siete años, hasta 1991, año en el que Sarah conocería a Matthew, aunque no fue este el motivo de la ruptura de la pareja, ni mucho menos.
Cuando comenzaron su relación optaron por mantenerlo en secreto, para ellos sus carreras eran de vital importancia, a pesar de su juventud, ambos habían pasado muchos años luchando por cumplir sus sueños y tenían claras sus prioridades. Por suerte para ambos, no tuvieron que escoger entre su vida sentimental y la profesional, tan solo ocho semanas después de empezar a salir comenzaron a vivir juntos en Hollywood, donde Robert tuvo que mudarse por trabajo; se echaban de menos.
En ese punto, su relación ya era pública, de hecho la revista People hizo un reportaje de la bonita casa de dos plantas a la que se habían mudado. Ambos hablaron de su relación, Robert contaba que no salía de fiesta porque él ya había encontrado a la persona ideal, Sarah confesaba que se habían comprado zapatillas para salir a correr, pero solo habían ido un par de veces porque se cansaban mucho.
Parecían una pareja más que asentada, a pesar de la juventud de ambos, que en 1985 tenían 20 años. La pareja parecía tener mil planes de futuro, habían pensado qué nombres les pondrían a sus hijos y cómo querían que fuera su boda. Sin embargo, nada de eso llegó, en 1991 rompían y lo hacían a causa de los problemas de abuso de alcohol y sustancias de Robert.
Las cosas entre la pareja no eran tan idílicas, Robert comenzaba a hacerse un nombre en el cine y Sarah hacía lo propio sobre las tablas, pero eso hacía que el entorno del actor la hiciera sentir como una actriz de segunda, algo que ella confesó en The New Yorker que la “enfadaba y avergonzaba”. Ella se encargó de crear un espacio seguro para él, de que fuera responsable y llegara a tiempo, pero esa situación le hacía sentir que era su madre. Eso no era lo que Sarah quería, la vida de Robert no encajaba con lo que ella quería para sí misma y, aunque intentó ayudarle a superar sus adicciones, finalmente la relación se acabó en 1991.
Curiosamente, en 2015 se reencontraron y cenaron juntos, algo que les sirvió para cerrar ese capítulo de su vida y decirse todo lo que tenían pendiente, tal y como contaron (por separado) en The Howard Stern Show.