Son infinitas las variedades de dietas que nos podemos encontrar a la hora de perder peso o de, simplemente, cuidar nuestra salud. Nuestra elección dependerá de nuestros objetivos, teniendo en cuenta que siempre deberemos decantarnos por aquella que se ajusta más a nuestro organismo y a nuestras necesidades. Así, una de las más conocidas en los últimos tiempos ha sido la dieta nórdica.
Este tipo de dieta es la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya que se ha comprobado que reduce el riesgo de padecer algunas enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, el cáncer o factores riesgo, como puede ser la obesidad o la hipertensión.
Como su propio nombre indica, está inspirada en los países nórdicos, donde las enfermedades cardiovasculares no son tan frecuentes. Esto se debe a una buena alimentación y a la reducción del consumo de alcohol. Eso sí, poco tiene que envidiar a la dieta mediterránea que también tiene una infinidad de beneficios.
Los alimentos en los que tenemos que basar nuestra dieta nórdica son diversos. Así, nos encontramos con los vegetales de hoja verde, con los pescados como el salmón o la caballa, las legumbres, las frutas, bayas, los cereales como la avena, la cebada o el centeno, así como los lácteos que sean bajos en grasa. Por tanto, nos decantaremos por seguir una dieta saludable con numerosos beneficios. De esta manera, se disminuirán los niveles de colesterol, se reducirán los niveles de presión sanguínea y, también, seremos capaces de mantener un peso a lo largo del tiempo e, incluso, de perderlo. También, tendrá diversas propiedades antiinflamatorias, reduciendo las posibilidades de tener algunas enfermedades como puede ser el cáncer, la artritis o los problemas de corazón.
Por todo esto será recomendable seguir este tipo de dieta, que está basada en productos naturales. Aunque eso sí, no deberemos obsesionarnos, ya que nuestra dieta mediterránea también nos aportará una infinidad de beneficios que no deberemos subestimar.