El insomnio y la ansiedad se dan la mano, impidiendo que muchas personas puedan descansar como es debido al llegar la noche. Noches en vela, dando vueltas en la cama y viendo pasar las horas en el reloj es la realidad a la que se enfrentan a diario, cuando lo que desearían es caer el los brazos de Morfeo sin que la mente les traicionara. Las causas que nos llevan a este estado de nerviosismo pueden ser muy diferentes para cada persona, pero todas tienen el mismo objetivo: encontrar la calma y poder dormir. Si es tu caso, no te pierdas estos trucos para dormir más rápido cuando tienes ansiedad.
Está comprobado que el ejercicio físico tiene la doble virtud de reducir nuestros niveles de ansiedad y de ayudarnos a conciliar el sueño. Eso sin contar los otros muchos beneficios que tiene para nuestra salud. Para que funcione como realmente queremos y nos ayude a dormir, es esencial que lo practiques por la mañana o por la tarde, dejando que pasen al menos tres horas hasta que vayas a la cama. Si no es así el efecto puede ser el contrario, y tu cuerpo se sentirá demasiado activo para descansar.
Una cena abundante requiere una digestión lenta y pesada que te impedirá dormir a pierna suelta. Apúntate a las cenas ligeras y con algo de fibra, ya que esta favorece la conciliación del sueño. Además, procura bajar la intensidad de la luz desde que te sientes a cenar, ya que una iluminación potente inhibe la producción de melatonina, nuestra gran amiga a la hora de quedarnos dormidos.
Lo de no tomar café o bebidas que contengan cafeína desde mitad de la tarde te suena. Aunque parezca que puedes tomarlas y que no te alteran, son grandes enemigas del sueño, incluso cuando no se tiene ansiedad. Con el alcohol y el tabaco ocurre algo parecido: el primero parece relajarte, pero luego interrumpe el sueño, y el segundo acelera el pulso y estimula el sistema nervioso. Por eso, nada mejor que tomar una infusión relajante como tila o manzanilla antes de ir a la cama.
Seguro que puedes superar la adicción a mirar el móvil antes de dormir, y de paso prescindir del resto de pantallas dos horas antes de ir a la cama. Activan el cerebro e inhiben la producción de melatonina, así que busca otras actividades como leer, cocinar para el día siguiente, pasear o darte una ducha de agua caliente. Lo vas a notar, te lo aseguramos.
Es esencial que asocies el dormitorio para dormir, y no lo utilices para ver una película, estudiar o cualquier otra actividad que requiera tu atención. Debes conseguir que se active el estímulo de relacionar la cama con la hora de dormir, de tal manera que cuando te tumbes en ella tu mente solo piense en descansar.
Dar vueltas y más vueltas en la cama no te va a ayudar a conciliar el sueño. De hecho, lo más posible es que aumenten tus niveles de ansiedad. Si a los 30 minutos de estar en la cama no te has dormido, la recomendación es que te levantes y cambies de lugar. Puedes ir a beber un vaso de agua o de leche, sentarte a leer en el salón… Tranquila, el sueño llegará y eliminarás la presión de tener que quedarte dormida.