Nos gusta mucho hablar de cómo llevar una vida en la que predomine una actitud positiva, con buenos pensamientos que nos motiven a diario para disfrutar cada segundo, siendo efectivos cuando hay que serlo, pero también saboreando al máximo los momentos de relax. Pero lo cierto es que no podemos olvidar la otra cara de la moneda: la energía negativa que pretende instaurarse en nuestra personalidad.
Las circunstancias de la vida o nuestro propio carácter pueden empujarnos hacia ese lado de la balanza, que afecta tanto a nuestro bienestar físico como mental: cansancio, tristeza, ira, frustración y dolores en el cuerpo son a veces la cara visible de esa energía negativa que no nos permite disfrutar de la vida como nos merecemos. Si es así como te sientes, ha llegado el momento de que tomes cartas en el asunto y le digas adiós a esa negatividad que quiere apoderarse de ti. ¿Y cómo lograrlo? Siguiendo los consejos que te damos a continuación.
La energía negativa es un velo oscuro que te impide ver todo lo bueno que hay en tu vida. Incluso en los momentos más complicados, hay muchas cosas a nuestro alrededor que están funcionando correctamente. De hecho, puede que haya cosas especialmente buenas que pasamos por alto. Aparta ese velo para mirar lo que de verdad tienes, tanto en lo físico como en lo material, y siéntete agradecida por ello. Este es el primer paso para dejar que la energía positiva entre en tu vida.
No son un mito, las personas tóxicas existen y siempre están merodeando a nuestro alrededor. Una vez que seas capaz de mirar las cosas buenas que tienes, seguro que estas personas han quedado fuera de tu lista, así que es el momento de plantearse si es porque no te aportan nada bueno. O mejor dicho, si lo que te aportan es negativo. Distinguirlas es más sencillo de lo que parece: nunca apoyan nada que hagas fuera de tu zona de confort, ven problemas por todos lados y no te suponen un estímulo para hacer aquello que de verdad te ayuda a crecer. Sácalas de tu vida porque no te benefician y, además, estás en tu derecho de hacerlo.
El ejercicio físico es un arma imbatible para luchar contra la negatividad. Cada vez que haces deporte, tu organismo empieza a segregar hormonas que son un verdadero chute de buen rollo y optimismo. Además, te ayuda a regular el apetito y el sueño, y a sentirte más a gusto con tu cuerpo. Por no hablar de todos los beneficios que tiene para tu salud en general. Puedes elegir alguna disciplina que, además, sea buena para tener la mente bajo control, como el yoga.
Los espacios naturales son la fuente más poderosa de energía positiva, que es la que debe entrar en tu vida para que salga la negativa. Busca momentos para desconectar de la vida digital y ocupada en la que estamos inmersos y escápate al campo o a la playa. Caminar entre los árboles o a la orilla del mar tiene un efecto positivo sobre nuestra percepción del mundo que es casi mágica, y a la que no debemos renunciar.
La meditación es una práctica que aporta equilibrio y armonía, favorece el control sobre las emociones y nos ayuda a combatir el estrés. Meditando unos minutos al día, todo lo negativo que te rodea comienza a alejarse, porque tu mente deja de darle cabida. Para aprender no es necesario que acudas a un centro de meditación (aunque es estupendo hacerlo), ya que dispones de muchos tutoriales online con ejercicios sencillos que te permitirán hacerlo en casa.