A medida que comienzan a encenderse las luces de navidad, también lo hacen nuestras emociones y sentimientos. Y es que son muchas las personas para las cuales la estación navideña se convierte en una verdadera montaña rusa emocional a la que enfrentarse. Por una parte, surge la necesidad de responder a un determinado patrón social y cultural que dicta cómo deberíamos comportarnos y sentirnos durante estos días y por otra, nos topamos con nuestra propia realidad emocional que puede, o no, coincidir con dicho patrón, y es en esta divergencia dónde nace la respuesta a la pregunta: ¿Por qué no me siento todo lo feliz que debería en Navidad?
Es posible que no encontremos una respuesta válida para todos, puesto que cada uno de nosotros nos enfrentamos a una determinada realidad emocional, sin embargo, podemos encontrar algunas similitudes, que puedan ayudarnos a tratar de comprender los motivos por los que nos enfrentamos a esta situación y qué podemos hacer al respecto para tratar de manejar nuestras emociones y sentimientos de una forma que sea coherente para nosotros mismos durante esta época del año.
El conflicto comienza a originarse cuando nuestra realidad interior no concuerda con una realidad idealizada creada socialmente, nos comenta Luis Fidalgo, fundador del espacio de meditación THE SOURCE Meditation & Wellbeing. “Se nos educa para que entendamos la Navidad como un momento en el que estar especialmente gozosos, alegres y felices independientemente de cómo nos sintamos o las circunstancias que nos rodeen, viéndonos, por diversas razones, en la obligación de tener que plegarnos al modelo socialmente aceptado. En este proceso cedemos nuestra soberanía y entramos en conflicto. Por otra parte, entran en juego nuestras propias creencias y nuestra propia interpretación acerca de cómo debemos responder al modelo social Navidad”.
Luis explica que cuando surge esta discrepancia, es una buena ocasión para hacer un poco de introspección que nos ayude a invertir las fuerzas y plantearnos las fechas navideñas desde lo que yo espero de estas fechas y no tanto desde lo que se espera de mí. Desde su experiencia, hacerlo desde ese lugar permitirá volver a situarnos en primera persona, considerar nuestras necesidades, pensamientos, emociones y sentimientos y con todo ese conocimiento ofrecer una respuesta más coherente para nosotros mismos.
Esta pregunta nos ayuda a abordar otra de las caras del conflicto y que está relacionada con lo que veíamos anteriormente. “Entendemos la navidad como la época del año en la que debemos centrarnos en expresar nuestros mejores sentimientos y sentirnos felices. Sin embargo, puede que las realidades y circunstancias que enfrentamos no propicien tales sentimientos”, añade.
Por otra parte, la felicidad sea navideña o no, difícilmente puede cuantificarse. Lo cual, nuevamente, nos lleva a confrontar y replantearnos nuestras creencias, pensamientos y expectativas. Luis nos sugiere que: “si no podemos cuantificar cuanta felicidad es suficiente, tampoco deberíamos presionarnos por alcanzar una determinada cuota de felicidad”.
En este caso, Luis incide en que la felicidad solo nace cuando hay una extraordinaria coherencia en nuestro interior y finaliza con una interesante reflexión: “La verdadera felicidad tiene mucho que ver con estar bien con nosotros mismos y sentirnos en paz. Tenemos que aprender a crear nuestros propios conceptos de felicidad y hacerlos crecer desde la consciencia certera de lo que somos y desde la coherencia entre nuestra mente y nuestro corazón”.
En realidad, la felicidad solo depende de nosotros mismos, de lo que tenemos en nuestra mente y en nuestro corazón. Para conocer un poco más sobre esta sensación desde otra perspectiva hemos consultado el punto de vista de la terapeuta emocional Laura Poveda, quien opina que el temor a perderse entre las festividades puede nublar nuestro disfrute, transformando la Navidad en un campo de minas emocional.
“La presión de cumplir con las expectativas sociales, las cenas elaboradas, los regalos perfectos y el intento de mantener una sonrisa resplandeciente pueden ser abrumadores” comparte con Divinity e invita a nutrir el bienestar emocional en estas fechas estableciendo un equilibrio entre las tradiciones festivas y el propio cuidado emocional. Para ello, establece una serie de puntos a seguir para conectarnos con nosotros mismos.