Celebraron su primer enlace el pasado 21 de septiembre en la intimidad, y este viernes harán una especie de ‘reboda’ en una finca de 3.000 metros cuadrados en Madrid, más amplia y festiva, junto a sus amigos más queridos, entre los que se encuentran, dicen, Alejandro Sanz o su compañera de profesión, la periodista María Casado. Irene Villa y David Serrato están viviendo un amor de cuento… con alguna peculiaridad, ya que estamos ante una pareja LAT, un concepto del que se está hablando mucho últimamente.
Si los cuentos clásicos de príncipes y princesas terminaban con aquel “y vivieron felices para siempre”, en el de Irene y David deberíamos añadir “pero cada uno en su casa”. Porque eso es exactamente lo que significa LAT: 'living apart together', o sea, vivir separados juntos. Eso de mantener una relación estable, pero con vidas domésticas separadas, es una tendencia que comenzó al parecer en los países anglosajones y que está extendiéndose cada vez más por todo el entorno de Occidente.
La propia Irene explicaba el porqué de esta decisión contando que vivir separados les iba a ayudar a valorar más lo que tienen. Así pues, y dado que ella reside en Madrid con sus hijos y él en Soria, sus residencias van a continuar siendo dos. Así, han explicado en distintos medios, los reencuentros son mucho mejores.
Según datos de un estudio de Luis Ayuso - Universidad de Málaga, en España se calcula que mantienen el LAT alrededor del 8% de las parejas; notablemente menos que, por ejemplo, países como Francia, donde alcanzan un 10%. Estados Unidos o Reino Unido tienen alrededor de dos millones de parejas LAT, según una investigación de la firma británica The Economic and Social Research Council.
Pero es que, contra lo tradicional de casarse e irse a vivir juntos, este tipo de relaciones propone una dinámica nueva en la que, frente a alguna que otra desventaja (más gastos, por ejemplo), las ventajas parecen ser muy superiores.
Vivir bajo un mismo techo termina haciendo que cada miembro de la pareja ceda terreno ante su compañero o compañera, pierden ese grado de independencia del que disfrutaban cuando no vivían con alguien. En una relación LAT se salvaguardan los gustos de cada uno (si prefiero ver comedias y mi pareja adora el cine de terror, será más fácil hacerlo por separado que en una relación de pareja tradicional). En consecuencia, las personas que disfrutan de una relación LAT valoran el tiempo que pasan solas y también le ponen muchas más ganas a los espacios que comparten en pareja. Las posibilidades y los motivos de discusión se reducen.
Todo ello contribuye a que la rutina tarde más en instalarse, lo que mantiene las relaciones en mejor estado de salud. Por otra parte, cuando hay hijos de por medio, los peques no tienen que adaptarse a un nuevo miembro en la familia, y mantener con el compañero o compañera de sus progenitores una relación menos exigente para las dos partes, evitando conflictos y, sobre todo, un potencial desarraigo de los peques, que no tienen por qué cargar con las consecuencias de ese cambio de vida de papá o mamá.
Por otro lado, desde Psicología y Mente también señalan que también presenta ciertos desafíos para las relaciones. En este sentido hablan de que este modelo puede derivar en falta de seguridad y confianza en la relación, ya que “al no estar presentes en el día a día, las parejas pueden experimentar dudas sobre la estabilidad de la relación y la fidelidad del otro”. Por otro lado, indican que en el caso de que sea una imposición por circunstancias externas y no un deseo “puede generar tensiones y conflictos si una de las partes no se siente cómoda con la separación física”.
La relación entre Irene y David comenzó hace un par de años, cuando ella fue a un evento rural en Soria, ciudad en la que reside su ya esposo. Hacía algún tiempo que se había separado de Juan Pablo Lauro (padre de sus hijos y actualmente unido a la cantante Nuria Fergó), y el amor entre ella y David surgió sin siquiera buscarlo. “Bendito el día que nuestros caminos se cruzaron”, exclamaba en un post de su cuenta de Instagram.
Su “primera boda” con David se celebró en los exteriores del monasterio de Santa María de La Vid (que puedes ver en el vídeo de arriba), en Burgos. Aunque fue de carácter laico, tuvo cierto aire religioso, según contó Irene, ya que recibieron la bendición del padre Ángel, del mencionado monasterio, el pasado mes de julio. Aunque la lluvia hizo su acto de aparición, nada empañó la felicidad de una pareja enamoradísima, en la que Carlos, Gael y Eric, hijos de la novia, tuvieron papeles destacados.