La búsqueda de la felicidad es una constante en el ser humano a lo largo de la historia. Sin entrar en que el significado de ser feliz varía de una persona a otra, la ciencia sí habla de las hormonas de la felicidad, que son la serotonina, las endorfinas, la dopamina y la oxitocina. Cuando nuestro organismo las produce en niveles suficientes, sentimos un bienestar y placer que podríamos definir como felicidad. ¿Y cómo se activan estas hormonas? Según National Geographic, los japoneses tienen un hábito que les ayuda a ser más felices, y tiene mucho que ver con estas hormonas de las que hablamos. Y, lo mejor de todo, es que es un hábito que podemos imitar para vivir mejor.
En 1958 los psicólogos Harry Harlow y John Bowlby desarrollaron la conocida teoría del apego. Estudiaron el comportamiento de los niños que habían perdido a sus padres durante la Segunda Guerra Mundial y comprobaron la importancia que tenía el vínculo afectivo en el bienestar y la salud. Experimentaron con monos que habían crecido sin su madre, observando sus reacciones antes dos posibles estímulos: un espacio con comida, pero frío y metálico, o un espacio sin comida, pero cálido y suave. Los monos decidían pasar su tiempo en el segundo, es decir, buscando el calor y el apego.
Al relacionar la teoría del apego con las hormonas de la felicidad, se concluye que el contacto físico es crucial para sentirnos felices. Pues bien, los japoneses conceden mucha importancia a sus amistades y relaciones personales, manteniéndolas a lo largo del tiempo y cuidándolas con afecto. Y para demostrarlo, se saludan con un abrazo.
Este hábito, que podría pasar desapercibido, es crucial en su felicidad. La revista National Geographic ha hecho una recopilación de estudios que demuestran cómo abrazar puede prolongar la vida, porque mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés y refuerza el sistema inmunológico. Podríamos decir, sencillamente, que abrazar (como hacen los japoneses) nos hace más felices. Pero es que ser feliz implica una mejor calidad de vida, en todos los sentidos.
Los japoneses son conscientes de los beneficios de abrazar a diario. Saben que mejora las relaciones con los demás, reduciendo la posibilidad de que surjan conflictos personales y fomenta la sensación de alegría. Es decir, saben que al abrazar el organismo genera las hormonas de la felicidad que disminuyen el cortisol y el estrés, y aumentan el optimismo y el buen humor. Además, ayudan a regular el sueño y el apetito, reduciendo la sensación de dolor. Ahora que sabemos esto, ha llegado el momento de incorporar el apego a nuestra vida para hacerla mejor, más saludable y, por supuesto, más feliz.
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