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Fexting: qué es y cómo afecta a tus relaciones de pareja

Las discusiones de pareja son una parte inevitable de cualquier relación. Aunque las visualizamos como algo negativo y, desde luego, no son agradables, nos permiten poner en común distintos puntos de vista y expresarnos con sinceridad. Pero no todo vale. El lugar que ocupa la tecnología en nuestra vida a dado lugar a que muchas parejas hagan fexting, una práctica que puede afectar negativamente a la relación. Te contamos qué es y por qué debes evitarla. 

¿Qué es el fexting?

El término fexting surge de la unión de fight (pelea) y text (escribir mensajes de texto), por lo que podría traducirse como pelear o discutir mediante mensajes de texto. Desde que los smartphones forman parte de nuestra vida y los mensajes forman parte de nuestra comunicación diaria, discutir por esta vía se ha convertido en algo muy habitual. Puede que lancemos o recibamos un mensaje con la intención de iniciar un enfrentamiento, aunque este también puede producirse durante la conversación, sin que estuviera premeditado. Esta forma de poner sobre la mesa, o más bien sobre la pantalla, los conflictos que surgen en una relación, no suele llevar a buen puerto, sobre todo si se convierte en una costumbre. 

¿Cómo afecta el fexting a la relación de pareja?

Como decíamos, que una pareja discuta es normal y puede considerarse saludable, siempre que no se pierdan el respeto y se haga el esfuerzo de resolver el conflicto entre ambos. Y para eso, no hay nada como el cara a cara. Los mensajes de texto son confusos, dan lugar a malos entendidos y no siempre nos permiten apreciar la intención real que esconden las palabras escritas. Lo ideal es mantener este tipo de conversaciones en persona, y cuando no sea posible recurrir a las llamadas o videollamadas. 

¿Por qué recurrimos al fexting? 

Está claro que discutir no es algo agradable, sobre todo porque no es fácil decir a la cara aquello que sabemos que es motivo de conflicto. Por eso, en muchas ocasiones, trasmitirlo a través de un mensaje y continuar la discusión por ahí nos ofrece una cierta seguridad. Los expertos en relaciones aconsejan evitar esta forma de comunicación, no solo no lanzando mensajes que inciten a discutir, sino también siendo capaces de frenar cuando recibimos una provocación. Siempre será mejor un “lo hablamos al llegar a casa” o, tal y como te decíamos, hacer una llamada para mantener una conversación lo más directa posible.

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