Estamos acostumbrados a ver cuerpos desnudos o semidesnudos en diferentes contextos, como el gimnasio, la playa o la piscina, en series de televisión y películas, en redes sociales… por no hablar de la desnudez que se presupone en la intimidad de una pareja o al tener relaciones sexuales. Aparentemente la desnudez de un cuerpo está normalizada, pero lo cierto es que hay personas que sufren deshabiliofobia y sienten miedo o aversión a mostrar su cuerpo desnudo, ya sea total o parcialmente.
Padecer deshabiliofobia, además de hacer sufrir a quien la experimenta, puede llegar a complicar mucho la vida, ya que supone un impedimento para realizar actividades que están tan normalizadas como ir a la playa en ropa de baño, cambiarse en el vestuario de un gimnasio, hacerse una revisión médica o mantener relaciones íntimas.
Cuando la deshabiliofobia es extrema, el miedo o la angustia puede aparecer incluso al desnudarse cuando no hay otra persona cerca, pero imaginamos cómo sería que alguien viera nuestro cuerpo sin ropa. Es decir, no es una simple vergüenza o pudor, si no un sentimiento que puede causar mucho malestar y sufrimiento.
Las fobias se distinguen unas de otras de el motivo que las provoca, pero muestran unos síntomas comunes. La sintomatología de las fobias, incluyendo la deshabiliofobia, es triple: se manifiesta de manera cognitiva, conductual y física. La parte cognitiva es la más conocida y se manifiesta con angustia, miedo, vergüenza, dificultad para concentrarse o pensamientos catastróficos.
Los síntomas de la conducta son, evidentemente, evitar a toda costa la causa de la fobia. En este caso, es mostrar el cuerpo desnudo. El aspecto físico, a veces el más desconocido, puede manifestarse con náuseas, dolor de cabeza, hiperventilación, aumento de la frecuencia cardíaca o sequedad de boca.
Detrás de esta fobia puede haber diferentes causas, aunque se presenta como un rasgo en común haber experimentado en algún momento un suceso traumático relacionado con la desnudez y que ha dejado una huella emocional negativa. El rango de posibilidades aquí es muy amplio.
Sin embargo, los expertos también apunta a que esta fobia puede estar propiciada por la presión social que existe para tener un cuerpo perfecto, algo que padecemos de manera más intensa las mujeres, sobre todo las adolescentes. Las redes sociales y los cánones de belleza establecidos pueden causar daños como este, por no hablar de los TCA, que en muchos casos acompañan a quienes sufren deshabiliofobia.
Esto no es nada nuevo, pero es innegable que el culto al cuerpo, el aumento de las intervenciones estéticas, la cultura de las dieta o el rechazo cuerpos que no cumplen con los requisitos que imponen los ideales de belleza, solo hace que agravar la situación. La dismorfia corporal y la falta de autoestima se ceban en especial con las mujeres más jóvenes, que pueden terminar viviendo en una constante insatisfacción consigo mismas. Por lo tanto, tal y como apuntábamos, no se trata de un problema menor, ni mucho menos, sino de una de las muchas consecuencias de un culto al cuerpo que interfiere en las posibilidades de llevar una vida plena y saludable.
Los psicólogos coinciden en que para superar la deshabiliofobia, cada vez más extendida, el primer paso es reconocer el problema y pedir ayuda. Como ocurre con las mayoría de fobias, para tratarla hay que dejar de verla como un tabú, ser capaz de hablar sobre ello y contar con ayuda profesional. La terapia cognitivo conductual es, según los expertos, la más indicada en estos casos, y en el tratamiento las técnicas de relajación tienen mucha importancia. Actividades como la meditación o el yoga son muy recomendables, siempre acompañadas del asesoramiento de un profesional de la psicología.
Por otro lado, y como complemento, se trabaja con la llamada desensibilización sistemática, que consiste en hacer una exposición gradual al miedo que se siente y que ha demostrado ser muy eficaz en estos casos. Además, conocer esta fobia, aunque no la padezcamos, puede servirnos para no contribuir a fomentarla, evitando comentarios negativos sobre el físico de otras personas y sensibilizarnos con una presión social de la que es difícil escapar en demasiadas ocasiones.
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