Sabemos que dormir bien es muy importante para nuestra salud, pero pasamos por alto un detalle que también nos interesa, y es que podemos quemar calorías durmiendo. Nuestro cuerpo es capaz de aprovechar las horas de sueño para repararse y estar a punto para el día siguiente, lo que conlleva que, a pesar de estar en aparente reposo, la maquinaria siga funcionando, algo que requiere del gasto de calorías. Lo cierto es que no se puede decir con exactitud cuántas calorías se pueden consumir mientras estamos en los brazos de morfeo, porque son varios los factores que entran en juego, pero sí aproximarnos bastante.
La calidad del sueño es fundamental, como bien sabes, para mantener una buena salud en general. Si descansas poco o mal, te sentirás más cansada al día siguiente, pero si la situación se prolonga en el tiempo, se verá afectado tu sistema inmunológico, aumenta el riesgo de sufrir hipertensión o accidentes cardiovasculares, además de obesidad, trastornos psicológicos o disminución de la función cerebral.
Con todo esto, ya tenemos motivos más que suficientes para practicar una buena higiene del sueño. Y si además nos interesa quemar calorías, hay que tener en cuenta que el mayor consumo se produce durante la fase REM del sueño. Esta fase es la última que se produce mientras estamos dormidos y es la de mayor actividad cerebral y para llegar a ella debemos estar dormidos al menos durante 90 minutos. Se trata de una fase corta, que se repite varias veces durante la noche, por lo que si duermes pocas horas, estarás poco tiempo en fase REM.
La fórmula para saber cuántas calorías quemas mientras duermes en sencilla, considerando siempre que tu descanso sea reparador y prolongado. Es decir, si duermes 8 horas por la noche, tu cuerpo consume 1 caloría por cada kilo que peses a la hora. La media, según Harvard, suele estar en 30 calorías a la hora, por lo que si duermes 8 horas habrás consumido 240 calorías durante la noche.
Dormir poco y mal aumenta el riesgo de padecer obesidad, pero esto no tiene que ver con el número de calorías que quemas mientras duermes. Lo que ocurre al dormir poco es que aumenta la secreción de grelina, una hormona que envía al cerebro la señal de hambre. Al mismo tiempo, disminuye la secreción de leptina, que es la encargada de suprimir la sensación de apetito. Por eso cuando no duermes tu cuerpo te pide comer, aumentando innecesariamente la ingesta de calorías, al mismo tiempo que no consumes aquellas que podrías quemar con un descanso reparador. Sin duda, nos sobran los motivos para prestarle atención a nuestro descanso, asegurándonos de que sea lo mejor posible.
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