Establecer una lactancia materna exitosa es el deseo de muchas madres cuando nace su bebé. La leche materna no solo es el mejor alimento para un recién nacido y durante los primeros seis meses de vida, sino que es una experiencia maravillosa tanto para la madre como el hijo. Sin embargo el temor a tener poca leche asalta a muchas mujeres, sobre todo en las primeras semanas de vida de bebé. Lo cierto es que la baja producción de leche o hipogalactia afecta a solo un 5% de mujeres, pero el miedo a que ocurra afecta a un porcentaje mucho mayor.
Para poner medidas y seguir adelante con la lactancia, el primer paso es comprobar si, efectivamente, la producción de leche materna es baja. Si esto es lo que realmente ocurre, hay soluciones que permiten continuar dándole el pecho a tu bebé, ya sea de manera exclusiva o con refuerzos de otro tipo.
La ayuda de un profesional médico es imprescindible para confirmar que, efectivamente, hay baja producción de leche. De esta manera, además de determinar las causas, se pueden ofrecer soluciones efectivas. En un gran número de casos la producción de leche es baja porque también lo es la estimulación de la mama. Y esto, por suerte, tiene fácil solución. La succión del bebé es la mejor manera para estimula la mama y aumentar la producción de leche, así que ponerlo al pecho siempre que sea posible y, por supuesto, darle de mamar a demanda, pueden lograr que la cantidad de leche aumente de manera significativa.
Si el bebé tiene problemas para succionar, no se alimentará correctamente y no producirás una buena cantidad de leche, por lo que también es importante consultar con una experta en lactancia para revisar el agarre al pezón, la postura que tenéis al amamantar, etc.
La hipogalactia puede deberse a otros factores, como el síndrome de ovarios poliquísticos, síndrome de Sheehan, retención placentaria, una cirugía mamaria previa que haya afectado a los conductos mamarios… Dependiendo del motivo, los médicos podrán valorar si hay posibilidades o no de aumentar la producción de leche.
La lactancia es mucho más que una forma de alimentar al bebé, ya que el contacto con la madre es muy beneficioso para su desarrollo en diferentes niveles. Si la cantidad de leche que produces no es suficiente para que se alimente de manera completa, puedes recurrir a la leche de fórmula, pero sin renunciar a dar el pecho. La lactancia mixta es la opción de un alto porcentaje de madres, y puede llevarse a cabo de manera muy satisfactoria, tanto para la madre como para el bebé.