Silvia Abril y Andreu Buenafuente llevaban un tiempo queriendo ser padres pero "no había manera". Cuatro años después de comenzar su relación, la actriz no conseguía quedarse embarazada. "Yo tenía una edad, pero eso no tiene que ser un problema definitivo", ha explicado en alguna ocasión la protagonista. El psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer les ayudó a descubrir que la humorista había visto mermado su sistema reproductivo por una intolerancia al gluten que desconocía. Al enterarse lo eliminó de su dieta y en un mes se quedó embarazada. Diez años han pasado ya del nacimiento de Joana, la única hija en común del matrimonio.
En una charla en el podcast 'Estirando el chicle', la actriz confesado que su hija Joana es para ella "una toma de tierra". "Con ella es con la que más me controlo porque hay que educar. Si la educo en el desenfreno puede salir de ahí un monstruo. Años de terapia volviendo atrás. Ese es el único límite que me pongo. Hasta dónde puedo llegar con ella delante", ha dicho Silvia sobre la educación de su única hija.
La menor ya se ha apropiado de algunas bromas de su madre. "Yo la he llamado porque acaba de salir del cole. Y me ha dicho: '¿Joana? Aquí no hay ninguna Joana, se ha equivocado'. Y me ha colgado", desvelaba la actriz sobre esa parte "juguetona e inofensiva" de su hija, que considera tiene ya "mucho cuajo" y hay que "ponerle piedras en el bolsillo".
"Si eso le hace feliz, adelante", opina Abril de que su hija se dedique a lo mismo que ellos. A la actriz le gustaría que Joana "respete el oficio y sepa que hay que formarse": "Me dan miedo los niños que salen en películas, me da miedo por ellos. Me sabe mal. Ven una realidad que no es la que es. Luego hay juguetes rotos".
Joana ahora hace teatro en el colegio y danza. Sus padres tienen "muy claro" que no van a "incitarla o empujarla" a hacer casting ni a vivir una etapa profesional que todavía no le corresponde. "Vive con dos personajes, puede perder el norte esta niña. Se puede creer que es alguien, pero la vida es muy larga. No hay prisa. Pasito a pasito (...) Ya conoce la frustación, pero las que le tocan ahora. No una prueba en la que hay 80 niños y te digan que no. Todavía no tiene edad, que juegue y viva su infancia. que sea feliz. Si decide dedicarse a esto ya se lo encontrará, pero con cierta madurez", ha confesado su madre.