Pocos esperaban que María Pombo terminaría convirtiéndose en un ejemplo visible de lo que implica someterse a una cesárea. Probablemente ni siquiera ella lo vio venir. Pero ha sido tal el sufrimiento que le ha provocado esta intervención a la que se vio obligada a enfrentarse tras el complicado parto de su hija Vega que la influencer no ha podido dejar de hablar de esta realidad que en ocasiones ha llegado a ser un tabú.
Apenas habían pasado horas desde que nos anunció que había sido madre por segunda vez cuando compartió un vídeo en su TikTok en la que lloraba desconsoladamente por esa cara b de la que nadie le avisó. "Nadie te habla de una poscesárea", escribió. Desde entonces, sus stories se han convertido en una actualización constante de cómo iba reaccionando su cuerpo a esta molesta y dolorosa operación mientras trataba de gestionar lo mejor que podía la incorporación de un nuevo miembro a su familia.
Para María, no poder coger en brazos a Martín "ahora que está más mimoso" que nunca porque se pasa "el día tumbada" le generó una mezcla de tristeza y frustración de la que parece estar saliendo. Así lo ha expresado este fin de semana, momento en el que por fin ha podido anunciar que empieza "a ver la luz" ahora que está en la segunda semana después de dar a luz. Ya no ve "las estrellas" cada vez que se incorpora, está empezando a poder hacer vida normal. Y lo que más llama la atención a simple vista: que ya no hay ni rastro de su tripa posparto.
Tal y como puedes ver en el vídeo que abre esta noticia, donde te mostramos el resultado de esa inesperada recuperación exprés, Pombo parece otra persona. Poco queda de esa versión que nos mostraba hace escasos días en sus redes sociales. Y esto, cómo no, ha llamado la atención de sus seguidores, que ya superan los tres millones. Si unos han celebrado volver a verla sonreír ("Madre mía, María, estás divina después de una cesárea"), otros han hecho hincapié en que esta mejoría adelantada no está dentro de lo habitual ("Chicas, importante: la mayoría de los pospartos NO son así").
Una división de opiniones a la que María Pombo ya está más que acostumbrada y sobre la que no ha querido pronunciarse, al menos por el momento.