Si vas a tener a tu primer hijo, seguramente estés tan emocionada como llena de dudas. Nada más nacer contarás con todo el apoyo y con los cuidados del personal médico del hospital. Pero es posible que no sepas qué hacer cuando llegues a casa con tu bebé recién nacido. Sin duda has prestado toda la atención necesaria a las indicaciones de los profesionales y vas a hacerlo de maravilla, pero es normal que sientas inquietud en algunos momentos, sobre todo cuando el cansancio haga mella. Estos son los consejos que necesitas para que todo fluya entre tú y tu bebé al llegar a casa.
Las pautas que te han dado los profesionales médicos son las que tienes que cumplir para garantizar el bienestar del bebé. Pero en algunas ocasiones pensarás que no lo estás haciendo bien o tendrás dudas acerca de cómo actuar. Confía en ti, eres su madre y hay un instinto en ti que es muy raro que no funcione.
Esto parece una misión imposible con un recién nacido en casa. La realidad es que aún falta mucho tiempo para que vayas a dormir 8 horas seguidas, y lo que debes hacer es descansar siempre que puedas. La clave es hacerlo cuando el bebé duerme. En esos momentos tendrás la duda de si parar a descansar o hacer alguna de todas esas cosas que tienes pendientes de hacer. Te resolvemos la duda: descansa.
Puedes limitarlas y también suprimirlas. Aunque las visitas se hagan con la mejor de las intenciones, lo habitual es que provoquen más cansancio, o te hagan estar pendiente de tener buen aspecto cuando nada es favorable para que así sea. Ahorrarte ese esfuerzo también es una forma de descansar.
Vas a volver a ver a todos aquellos que te importan, por supuesto, y seguro que están deseando conocer a tu bebé. Pero no pasa nada porque te tomes unos días (o unas semanas) para adaptarte a la nueva situación y descubrir cuáles son los ritmos que vais a necesitar tú y tu bebé.
Una cosa son las visitas y otra tener ayuda. Cuando acabas de tener un bebé lo mejor que puedes hacer es delegar en tu pareja, en un familia o en alguien de confianza todas aquellas cosas a las que tú no llegues. Y no pasa nada. Es una situación temporal y tu energía va a estar puesta en el recién nacido, que exige mucha atención. No sientas reparos en pedir ayuda, porque no es que lo estés haciendo mal, sino todo lo contrario, reservando tus fuerzas para dárselas a quien más las necesita, que es el bebé.
Amigas que han sido madres, tu propia madre, hermanas… Nadie sabe mejor qué es estar en casa con un recién nacido que quien ya ha pasado por ahí. Seguro que te tranquilizan cuando les cuentes cosas que te inquietan y tienen buenos consejos para ti. Pero sin duda, lo más importante es que podrás hablar sintiéndote entendida.