Casi tres meses después de dar a luz a su hija Laia, Cristina Pedroche está retomando poco a poco sus compromisos laborales. La presentadora ha vuelto al que siempre ha sido su programa y ha contado cómo fue la experiencia de su parto y cómo está viviendo esta primera maternidad. La mujer de Dabiz Muñoz siempre decía que no sabía "si iba a tener" hijos o no y ahora, tres meses después de experimentar la maternidad, la colaboradora ha dejado claro que ahora quiere "ocho" hijos.
Ante el asombro de sus compañeros, Cristina Pedroche ha explicado que su hija Laia fue "super querida" y ha matizado sus palabras: "Ahora soy madre, pues quiero ocho hijos. Igual ocho no, pero una hermanita sí me gustaría darle". La presentadora siente que es muy "obsesiva" con todo lo que hace, por eso cuando se aficionó al yoga se convirtió en profesora y cuando se aficionó al deporte se sacó el curso para formar en musculación. Lo mismo que le está pasando con la maternidad.
La presentadora ha dicho que le gustaría esperar "por lo menos un año o dos" para repetir su experiencia con la maternidad. "Me encantaría que todo fuesen niñas", ha dicho sobre el sexo de los bebés que podría tener en un futuro.
Cristina Pedroche dice que ser madre "es muy guay" pero tiene "muchos miedos y muchas inseguridades" con las que todavía no ha conseguido lidiar. Siente que una persona "frágil" depende de ella constamente y le da miedo "no estar a la algura". "Es muy bonito y mi hija es lo mejor que me ha pasado, pero no estoy muy bien de la cabeza", confesaba delante de sus compañeros de programa.
Físicamente es consciente de que se ha recuperado muy rápidamente, pero eso es algo que le da igual porque el físico "se puede trabajar". "La mente también, puedo trabajarlo y estoy en terapia, pero cuesta más", ha contando la presentadora, que le da miedo salir de casa con su hija Laia.
Esta no es la primera vez que Cristina Pedroche explica que está viviendo "un postparto muy inteso". No siente que tenga días buenos o malos, si no que vive tantos cambios de humor que le cuesta "estar estable". "La niña es buenísima y casi ni llora, pero cuando lo hace siento que me arañan el alma, como si se me desgarrara, me duele en un sitio que no sabía ni que existía", dijo un mes después de dar a luz a su hija.