Sara Carbonero, sobre la madurez de sus hijos en su difícil momento: "Conversaciones de adultos"

Sara Carbonero ha dado públicamente las gracias a la vida por el aprendizaje que está teniendo en estos últimos años. La periodista reflexionaba a través de sus redes sociales diciendo que, aunque la vida no le está dando mucha tregua y le está "retando fuerte", el aprendizaje no sería el mismo "sin tanta piedra en el camino". Ni su nivel de conciencia tampoco. "Aceptar, abrazar, transitar y no esquivar" se ha convertido en un lema de vida con el que se va "entendiendo" con la vida.

Hace unos días compartía una fotografía desde el hospital sin especificar si se trataba de un tema personal o estaba acompañando a alguien. Después de ese complicado momento, la periodista ha puesto rumbo al pueblo para disfrutar de su familia y de sus dos hijos, Martin y Lucas. En la reflexión que compartía en Instagram explicaba que de todos los viajes que podemos hacer, el más "profundo, intenso y necesario" es siempre hacia nosotros mismos y hacia esos sitios en los que convergen el "pasado, presente y futuro".

"Donde se enredan y entrelazan en esa trenza imaginaria que atrapa el dolor. Ese dolor que, en ocasiones, sumado a todo el ruido que enfrentamos cada día no nos deja ver lo esencial. Se nos olvidan los lugares o personas que silenciosos/as están pero nunca piden. Se nos olvida buscar las grietas por donde entra la luz. Hay muchas, pero hay que saber verlas. Y tener paciencia", reflexionaba.

Martín y Lucas, el gran apoyo de Sara Carbonero

La periodista ha comentado también que sus hijos son dos niños con los que ya puede tener "conversaciones de adultos" y pedirles consejos. Martín y Lucas, que tienen diez y siete años respectivamente, en los últimos meses han compartido algunas duras y profundas conversaciones con su madre. El pasado mes de junio, también a través de sus redes sociales, Sara Carbonero recordó una de las conversaciones más delicadas que mantuvo con Martín, el mayor de sus dos hijos. Lejos de la "frivolidad" que le parece analizarse en el espejo, la periodista comentaba que lo hace para tomar conciencia de sí misma y que tuvo una época en la que huía de ellos porque "no reconocía a la persona que mostraba el reflejo". 

En uno de esos tres o cuatro meses que pasó sin mirarse en un espejo, al acabar el "sexto y último ciclo de quimioterapia", Sara estaba en la cama sin poder moverse y su hijo Martín se tumbó con ella: "Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: 'Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú'. Yo por entonces, precisamente por no mirarme, ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro. No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: '¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente ? ¡Una! ¡La más valiente!!' Intentó arrancármela , por supuesto, muerto de risa y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa".

La periodista tiene esa conversación grabada "como muchas otras incómodas" en la que gracias a la "capacidad de adaptación" de su hijo fue todo menos traumático. En este fin de semana que han pasado juntos en el pueblo, Sara Carbonero ha reflexionado sobre esa "madurez" que considera tienen sus dos hijos en común con Iker Casillas.