7 comportamientos de los adolescentes que tienen confianza en sus padres

Tu hijo deja de celebrar los cumpleaños con toda la clase, ya no conoces a los padres de sus nuevos amigos y reclama autonomía e independencia. Así arranca la adolescencia hacia los 10 o 12 años, una nueva etapa llena de cambios. Incluso a veces parece que odia a sus padres, cuando en realidad siguen siendo su referente y un bastón de apoyo imprescindible, porque es consciente de ser el protagonista de un amor incondicional.

Da vértigo, sin embargo, necesita sus propias alas con las que aprender a volar solo. También generan tranquilidad ciertos comportamientos de los adolescentes que tienen confianza en sus padres. Esa relación de confianza se ha ido labrando a lo largo de la infancia y, precisamente, servirá para allanar el camino hasta convertirse en un adulto, aunque transcurra lleno de sobresaltos.

Para los padres, la adolescencia es como “un toma y daca” y “una de cal y otra de arena”. Cambios físicos, emocionales y sociales, además de las experiencias, irán moldeando su carácter y su personalidad. Como padres es indispensable acompañar en el camino, servirles de ayuda con cariño y confianza, decirles lo orgullosos que se está de ellos.

En cambio, no quieren que se les atosigue, reclaman su espacio, su tiempo y ser respetados. Terminan cada frase con la palabra “pesada o pesado”. Buscan que se les deje en paz. No obstante, precisan seguir atados a unas normas y a unos límites para mantener un cierto control dentro de la libertad que anhelan, porque en realidad les hacen sentir que siguen siendo importantes y que se les quiere.

Hay algunos comportamientos comunes en los adolescentes que demuestran que tienen confianza en sus padres, lo que no quiere decir que uno pueda “relajarse” ya que esa confianza hay que seguir alimentándola día tras día. Cuando hay confianza los hijos conversan para contar lo que les preocupa al igual que lo que les hace sentir bien o mal, sus planes, las nuevas amistades que han hecho…

Por supuesto, también reclaman que se respete su intimidad, que se llame a la puerta de su habitación antes de entrar y que se les deje tranquilos cuando no quieren hablar. Cada familia encuentra su espacio donde conversar ya sea desayunando en la encimera de la cocina, en el coche camino del colegio o en la mesa mientras se cena. En tales momentos, durante la charla y con su comportamiento demuestran que confían en sus padres.

Estas son siete conductas de un adolescente que confía en sus padres:

1. Su forma de comunicarse es abierta y sincera

Un adolescente se comunica de forma abierta cuando expresa con claridad y con sinceridad directamente y sin rodeos lo que piensa, lo que siente, lo que le preocupa y las experiencias que vive cada día. También cuenta lo que le sucede, ya sea solo para ser escuchado o buscando consejo. Por supuesto, que habrá temas más peliagudos donde no le apetezca pronunciarse ni dar su opinión, pero al final, si se trata de algo importante, siempre tratará la cuestión con sus padres.

2. No tiene miedo a sentirse juzgado

En ocasiones, un hijo cuenta a sus padres ciertas experiencias que hasta ellos desearían no saberlas o sentimientos a los que le cuesta enfrentarse. Es una muestra de que tiene confianza plena en ellos y en que no va a ser juzgado, si no que se va a sentir apoyado porque sabe que sus opiniones y emociones son respetadas. Son momentos en los que no busca una charla ni un sermón, solo necesita comprensión y acompañamiento.

3. Es libre para expresar sus emociones

Un adolescente tiene confianza en sus padres cuando está seguro de que no le van a juzgar y además se ve capaz de trasmitir sus emociones con total libertad para que sean entendidas y validadas. Puede estar preocupado, enfadado, nervioso, inquieto, triste…, tiene confianza en que los padres le van a demostrar que le entienden y lo van a acompañar hasta superar esos momentos.  

4. Busca el consejo de sus padres

Es probable que un adolescente no tome al pie de la letra los consejos de sus padres, sin embargo, lo normal es que si hay confianza les consulte. Después los acepta, los madura y reflexiona sobre ello. Además, busca consejo sobre temas más banales para él, como la posibilidad de tratar un tema concreto con un profesor, o trascendentales porque quiere solucionar un problema con un amigo.

5. Muestra respeto hacia sus padres

A medida que se va labrando la confianza entre padres e hijos también se cultiva el respeto. Aceptan comentarios, aportaciones, opiniones y reprobaciones del otro, aunque no siempre se esté de acuerdo. Además, un adolescente poco a poco va teniendo su opinión respecto de muchos ámbitos de la vida, de la política, de la religión… y si hay confianza y respeto es posible hablar de todo ello desde posiciones encontradas.

6. Mentir a los padres no entra en los planes

Al haber confianza no hay necesidad de mentir o de manipular. En ocasiones los adolescentes tienen la tentación de contar una mentira por miedo a las consecuencias o para salirse con la suya, sobre todo cuando no existe el permiso de sus padres para ciertas actividades. Por ejemplo, si hay desconfianza, es muy habitual informar de que van a dormir en casa de un amigo para no tener que volver a la hora impuesta. Aquel adolescente que confía en sus padres prefiere ser sincero y no suele actuar de esta forma. Sabe que si sucede algo grave es mejor que se sepa cuáles son sus planes reales, dónde va a estar o con quién. No se trata de sentirse controlado sino seguro y tranquilo.

7. Resiliencia y autonomía

Si hay confianza mutua entre un hijo adolescente y sus padres, aprenden a resolver las situaciones más complicadas y estresantes a las que se enfrenta porque sabe que cuenta con el respaldo, el apoyo y la comprensión de su familia.