El proceso de dejar el pañal es un hito importante tanto para los padres como para los niños. Sin embargo, no siempre es un camino fácil y, a menudo, como ocurre con otras rutinas nuevas como el destete, puede llevar más tiempo de lo esperado. Si sientes que tu peque no se acostumbra a dejar el pañal y te preguntas qué hacer, no estás sola. En primer lugar, es fundamental que recuerdes que cada niño es único y tiene su propio ritmo de desarrollo. No hay una edad exacta para dejar el pañal, pero en general, los niños comienzan a estar listos entre los 18 meses y los 3 años. Algunos muestran señales de estar preparados antes, mientras que otros pueden tardar más.
Estamos ante cuestión que para muchas madres se convierte en un verdadero drama, cuando en realidad, según los expertos, tampoco debería ser así. Pues en esta vida hay que tomarse las cosas con calma. Así lo corrobora la psicóloga Andrea González, quien cuenta que hace años existía mucha preocupación respecto al impacto que podía tener en los niños no retirar el pañal a tiempo: “Se decía de forma popular (y profesional en algunas ocasiones) que el niño no aprendería nunca a usar el WC, que de mayor arrastraría este problema, que acabaría siendo un neurótico… cosas que a día de hoy, nos parecen auténticas barbaridades”.
Hace además una interesante reflexión, y es que, no existe ningún adulto (sano) que no sepa usar un WC. “Así que el primer mensaje que hay que enviar a esas madres y padres preocupados es: tranquilidad. Tu hijo o hija acabará dejando el pañal, es cuestión de tiempo. Tu papel es el de intentar ayudarle en este proceso para que le sea lo menos costoso posible”.
Indica que, es necesario dejar de lado las ridiculizaciones del tipo “ya eres muy mayor para dejar el pañal”, ya que eso solo conseguirá que el niño se sienta mal. “Y sí, puede ser efectivo para que acabe dejando el pañal, pero es innecesario que esto se haga fruto de la vergüenza y el miedo. También debemos evitar las riñas cuando se hace encima caca o pipí. Desterremos la idea de que los peques hacen este tipo de cosas por ‘hacernos la puñeta’ o desafiarnos. Si lo hacen es porque llevan toda su vida utilizando un accesorio como el pañal, que les evitaba la preocupación de tener que controlar sus esfínteres. Es absolutamente normal que a lo largo de este proceso de cambio, existan las temidas fugas. Pero nuestro hijo o hija no lo hace adrede… simplemente, se está adaptando”, comenta.
Por otro lado, tampoco explica que tampoco es recomendable pretender pautar las visitas al orinal de forma exhaustiva. Es decir, pretender acostumbrarlos a ir siempre al baño a unas horas determinadas. Si eso es difícil de conseguir en un adulto, ¿por qué con un niño sí que lo pretendemos?
“Sin embargo, dado que la retirada del pañal se suele hacer entorno a los dos años les podemos explicar qué es lo que va a pasar, adaptando la explicación a su medida y a su capacidad de entendimiento. Les podemos decir que poco a poco el pañal se va a ir retirando y que pueden pedir ir al baño cuando lo necesiten. Es importante que entiendan que en caso de que se lo hagan encima, no va a haber enfados ni represalias”, puntualiza.
Andrea añade que, aun así, si en algún momento del proceso el niño o niña nos solicita poner el pañal, lo adecuado es ponérselo. “Evidentemente intentaremos en la medida en la que podamos que se vaya acostumbrando al orinal, pero si se niega de todas formas, no tiene sentido negárselo. Y de nuevo, no os olvidéis de esto, ningún adulto funcional sigue llevando pañal, así que no nos agobiemos si el proceso se alarga más de lo normal. Porque entonces quizás lo que nos tendremos que plantear es si esa urgencia es en realidad nuestra, fruto de las ganas que tenemos de dejar atrás esta tediosa tarea de cambiar pañales, en lugar de ser fruto de una necesidad real de nuestro pequeño”.
Otro dato a tener en cuenta que detalla la psicóloga es que la retirada del pañal supone todo un cambio en la vida de nuestro hijo. Es por eso que hay que evitar iniciarla en ciertos momentos. Por ejemplo, cuando el peque está viviendo una época de cambios (inicio de la etapa escolar, nacimiento de un nuevo hermanito o hermanita, cambio de casa) o si pasa por un periodo de mayor estreñimiento.
Incide en que, aunque nunca hay que forzarle, sí que podemos intentar seguir algunas pautas que quizás faciliten la retirada y que explica a continuación:
“Como todo en esta vida, es un proceso que conlleva un cambio y que requiere de tiempo y paciencia, no nos olvidemos de eso”, concluye.
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