La lactancia materna tiene numerosos beneficios para el bebé, muchos de ellos a largo plazo. Prevenir la obesidad cuando llega a la edad adulta es uno de ellos. De hecho, los bebés que se alimentan con leche materna tienden a pesar menos que los que lo hacen con leche de fórmula. El motivo es que la leche artificial contiene más proteínas, aunque la materna sea más saludable y rica en nutrientes.
Lo esperable es, por tanto, que un bebé alimentado exclusivamente con leche materna no tenga un exceso de peso. Pero, en ocasiones, hay bebés que engordan hasta el punto de considerarse que tienen un sobrepeso. Cuando esto ocurre, lo normal es que nos preocupemos y queramos evitar que nuestro bebé siga engordando. Esto hace que nos hagamos todo tipo de preguntas, como si debemos cambiar la lactancia materna por leche de fórmula, reducir las tomas, o vigilar la alimentación de la madre.
El sobrepeso de un bebé puede darse de manera puntual, y luego desaparecer. En ese caso no deberíamos preocuparnos. Pero si el sobrepeso se prolonga en el tiempo, quiere decir que las células adiposas del pequeño, las encargadas de acumular grasa, serán más numerosas de lo deseable. Cuantas más células adiposas tenemos durante la infancia, más grasa podemos acumular cuando somos adultos, lo que nos hace más proclives a padecer obesidad. De ahí que el sobrepeso de un bebé lactante sea motivo de preocupación.
Si el bebé se alimenta exclusivamente de leche materna, esta no es la causa de que sea obeso. Como hemos dicho, de las dos opciones posibles, esta es la que menos hace engordar a los bebés, y si cambiáramos la leche materna por leche artificial solo estaríamos agravando el problema. Además, estaríamos privando al bebé de todos los nutrientes únicos que la lactancia le ofrece. Así que no hay ningún motivo asociado al sobrepeso del bebé que justifique un cambio a leche artificial.
Podría parecer otra solución, pero lo cierto es que dar el pecho a demanda sigue siendo igual de importante y beneficioso, aunque nuestro bebé engorde. Si el bebé demanda el pecho es porque lo necesita, ya sea por hambre, sed o necesidad de contacto físico. Negárselo no solucionará el problema, y hará que nuestro bebé pase hambre o no reciba el consuelo que pueda necesitar en muchas ocasiones. Por lo tanto, ni la leche materna, ni el número de tomas, son las responsables de que el bebé engorde más de lo que nos gustaría.
Las madres sienten una gran responsabilidad a la hora de planificar su alimentación mientras amamantan a su bebé. Es cierto que lo ideal es que su dieta sea variada, rica en nutrientes y saludable, pero por que se coman un bizcocho no van a hacer que su bebé engorde. Al bebé solo le llegarán los nutrientes que haya tomado, en mayor o menor medida, sobre todo la vitamina A y D. Independientemente de lo que coma, la leche materna contiene la cantidad que el bebé necesita de hierro, calcio, proteínas e hidratos de carbono.
El sobrepeso en un bebé lactante puede deberse a múltiples factores, que generalmente son de tipo hormonal. Será el pediatra el que deba hacer un seguimiento de la evolución del pequeño y realizarle las pruebas necesarias cuando lo considere oportuno.