A estas alturas sabemos de sobra los beneficios que tiene la leche materna para la salud y el desarrollo del bebé durante los seis primeros meses de vida. Pero no siempre es posible pasar ese tiempo con un bebé pegado al pecho (prácticamente) durante todo el día. La corta duración de las bajas maternales, las complicaciones por mastitis o que el bebé haya nacido de manera prematura, son algunas de las principales razones que llevan a poner en práctica la lactancia diferida. Te contamos en qué consiste y cómo puedes llevarla a cabo para que sea todo un éxito. ¿Qué es la lactancia diferida?
Se utiliza este término para hablar de la alimentación del bebé que se realiza con leche materna, pero esta no se suministra directamente desde el pecho. Es decir, el bebé toma mediante un biberón (si es pequeño) o vasito (en el caso de los mayores) la leche de su madre, sin necesidad de que se la dé ella misma o esté presente.
En ocasiones la lactancia diferida se da al 100%, y otras se alterna con el pecho o con leche de fórmula. Cuando se lleva a cabo es, principalmente, porque independientemente de las causas que no favorezcan dar el pecho, queremos que el bebé siga recibiendo leche materna.
Extraerse leche y la lactancia diferido son dos términos inseparables. Extraer leche para tenerla disponible siempre que el bebé la necesita es una rutina que conviene hacer de la manera más eficaz posible, evitando el agotamiento que nos haga desistir en un momento dado.
A la hora de elegir un extractor de leche, has de tener en cuenta el tiempo que vas a pasar el día obteniendo leche para tu bebé. Por eso, si dudas entre un extractor manual y uno eléctrico, te recomendamos sin duda el segundo. Son más rápidos y, sobre todo, no te obligan, como los manuales, a presionar constantemente la mano para que la leche salga. Con los manuales es más posible que te canses antes de tiempo y no saques tanta leche como podrías. Pero sean así o eléctricos, te avisamos de que siempre lleva un poco de tiempo pillarles el truco. Eso sí, una vez que lo tengas, ya verás como puede ser un gesto que hagas casi de manera mecánica.
Además de contar con un buen extractor, ayúdate con un masaje previo en el pecho, que facilite que la leche salga e, incluso, deja que la primera cantidad de leche aparezca por tu presión con los dedos. Si quieres hacerlo aún más fácil, aplica un poco de calor sobre el pecho, para lo que puedes utilizar una toalla pequeña humedecida con agua caliente.
Si necesitas más estímulo y no tienes cerca al bebé, puedes probar a poner mirar una foto suya que te ayude a que el cerebro active la secreción de leche. Y, por último, procura mantener un horario lo más fijo posible para sacarte la leche, de manera que el cuerpo se acostumbre y te resulte cada ve más sencillo.
Si vas a combinar darle el pecho a tu bebé con la lactancia diferida, es muy importante que elijas un biberón adecuado. Algunos permiten que el bebé succione muy rápido y se sacie sin apenas esfuerzo, por lo que aumenta el riesgo de que rechace el pecho antes de lo que te gustaría. Además, procura que el tipo de tetina sea de las que imitan todo lo posible la forma del pezón, para que note la menor diferencia posible y se acostumbre sin problemas a los dos tipos de lactancia.
La leche recién extraída se puede guardar en la nevera si se la vas a dar al bebé en los siguientes 3-4 días. Y a temperatura ambiente puede aguantar 6 horas si la va a tomar en el mismo día. Pero como seguramente tu producción de leche es superior a la cantidad que toma el pequeño, congelar es la opción más eficaz. De esta manera no solo no desperdicias leche, sino que te aseguras tener siempre disponible para él.
La recomendación general es que se guarde siempre en pequeñas cantidades, porque si no lo más probable es que tengas que tirar más de la que te gustaría. En concreto, debes guardarla en bolsas o recipientes para leche de 50 cl.