La lactancia materna es uno de los momentos más decisivos, tanto para la madre como para el bebé. Para el pequeño se trata de conseguir ese vínculo, del que tanto ha disfrutado en el útero materno y del que ahora parece más lejos. También, la leche le servirá como aporte esencial para poder hacer frente a todos los cambios que se producen en esos primeros meses de vida. Para las madres también será importantísimo, ya que será un alivio poder descargar las mamas de leche y, también, será una buena forma de estar en contacto permanente con el pequeño y crear un vínculo de lo más estrecho y especial.
Pero, eso sí, como es una etapa tan especial y complicada pueden surgir una infinidad de problemas. Sobre todo, en aquellas madres primerizas que no saben muy bien a qué se están enfrentando. Por ello, será muy importante intentar anticiparse a todos esos inconvenientes y habrá que tener muy claro que será lo mejor para los pequeños y para las madres. Por tanto, la colocación a la hora de dar el pecho será fundamental para que tanto el bebé como la progenitora puedan estar completamente a gusto. Además, esto favorecerá el enganche del pequeño al pecho. Esto será una de las partes más complicadas. En Divinity, te contamos cómo corregir ese mal enganche.
Lograr amamantar a un hijo es un proceso bastante complicado y que, además, depende de una infinidad de aspectos. Por eso, será muy importante estar lo suficientemente formada para dar una respuesta clara ante todos los inconvenientes que puedan surgir. De todos los aspectos que influyen en la lactancia materna exitosa, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que un buen agarre será fundamental. El agarre es la forma en la que el niño coge al pecho, cómo abre su boca y se queda enganchado. La manera de coger, acercar y sujetar al bebé puede facilitarlo o perjudicarlo.
Lo cierto es que los niños nacen sabiendo cómo deben agarrarse al pecho de su madre. Es decir, cuando nacen y se les coloca sobre las mamas de su progenitora, estos logran introducir uno de los pechos de la madre. En este caso, el agarre suele ser el idóneo, ya que el pecho de la madre aún no está duro y lleno. Por tanto, el pequeño sabe cómo mamar y tiene todos los reflejos suficientes para abrir ampliamente su boca y dirigir la cabeza hacia atrás para que el pecho entre dentro de la boca y el pezón llegue a la parte trasera del paladar.
Eso sí, este buen principio no siempre se desarrolla así de bien, ya que puede haber un retraso al colocar al niño, separación de madre e hijos por problemas en el parto o una mala práctica en el hospital. Por eso, será muy importante conocer la importancia de un buen agarre y de estar informadas sobre el tema. Las mujeres tendrán que saber que, tras el parto, pueden exigir que no las separen de sus hijos recién nacidos. Eso sí, si el alumbramiento ha transcurrido con total normalidad. Será en ese periodo cuando el pequeño aprenda a mamar y se agarre con una mayor eficacia.
Además, cabe destacar que en esos momentos que el pequeño tome el pecho no dolerá nada y esa succión favorecerá la liberación de la hormona oxitocina y prolactina, que son más placenteras. En el caso de que la mujer sienta algún tipo de dolor, lo más recomendable será que pida ayuda a un experto. Para dar el pecho y que esto no se convierta en una pesadilla habrá que tener bien clara la posición de la cabeza del pequeño y, también, recibir una buena asesoría.
Para hacer que se coja bien al pecho tendremos que colocar la areola por encima de la boca del bebé, con el labio inferior doblado hacia afuera y el mentón tocando el pecho. También, el pequeño tendrá que estar con la boca bien abierta y sus mejillas deberán encontrarse aplanadas contra el pecho. En el caso de que esto no suceda será muy probable que el bebé no se haya enganchado bien al pequeño. Por tanto, habrá que corregirlo para que no nos encontremos con consecuencias indeseadas, como dolor en los pezones o grietas y un bebé nervioso, irritable y que llora a menudo.