Uno de los problemas que más nos encontramos cuando hacemos un viaje en coche con niños pequeños son los mareos. Pese al inconveniente de que pregunten varias veces cuánto falta para llegar al destino, las náuseas y los vómitos siguen siendo más preocupantes y más difíciles de gestionar. Será en esa etapa de vacaciones cuando las familias aprovechen para coger su coche y llegar a su destino deseado; se desplazarán de un lado a otro, acompañados de altas temperaturas y, además, resultará especialmente incómodo.
Los niños pequeños serán los más vulnerables, junto a las embarazadas y los adolescentes. Por eso, será esencial tomar una serie de precauciones para evitar la aparición de náuseas y vómitos de todos los viajeros. De esta manera, tanto los padres como los niños irán más cómodos en su viaje y, además, sin ningún tipo de preocupación.
El mareo es un trastorno causado por un desequilibrio entre las señales que llegan al cerebro y las que reciben los oídos. Estos son los dos órganos que se encargan de la estabilidad de nuestro cuerpo. Por eso, aunque estemos sentados, el cerebro percibe el movimiento al recibir las señales que provienen del oído interno, los ojos, los músculos y las articulaciones. Este problema aparecerá cuando alguno de estos receptores interpreta que se está quieto y el sistema nervioso recibe informaciones contradictorias.
Para evitar que estos desajustes aparezcan, lo mejor será seguir una serie de consejos que calmarán estas complicaciones. Eso sí, este problema suele aparecer a partir de los tres años, por lo que en niños menores no tendrá que presentarse.
Uno de los puntos que habrá que seguir será el de conducción suave. Así, el modo en el que conducimos podrá influir en la estabilidad de los pasajeros. Por eso, habrá que hacerlo de forma suave, evitando dar frenazos y acelerones. De esta forma se intentarán evitar esos movimientos que no detecta el cerebro y que provoca ese desequilibrio tan importante. Si se circula por carreteras con curvas habrá que cuidar, aún más, este tipo de conducción.
También, será muy importante tener en cuenta cuándo queremos hacer el viaje. Es decir, la franja horaria será determinante y, por eso, lo mejor será realizarlo durante la mañana o por la noche para evitar las horas de más calor. Además, de esta forma se conseguirá que los pequeños se duerman con más facilidad.
En el caso de que el viaje se haga en los meses de más calor habrá que tener en cuenta que todo el mundo goce de una temperatura adecuada. Si el coche no tiene un sistema de refrigeración eficaz habrá que bajar las ventanillas para que circule bien el aire y, además, habrá que evitar fumar y los ambientadores con olores intensos. También, habrá que tener en cuenta cuál es el mejor asiento para que nadie se maree. Este será el central trasero y habrá que fijar bien la vista hacia adelante. Eso sí, habrá que tener en cuenta que hasta los 1,36 metros se deberá viajar con un sistema de retención que esté homologado.
Habrá que tener en cuenta el tipo de comida que se hace antes de un gran viaje. Lo más recomendable será olvidarse de las comidas copiosas y que puedan llenar demasiado y habrá que apostar por aquellas más ligeras. Tampoco será una opción emprender un viaje con la tripa vacía o solamente habiendo tomado líquidos. Esto hará que sea más fácil marearse. De la misma forma, será muy importante hidratarse bien durante toda la travesía. Además, cada dos horas habrá que hacer una parada para estirar bien las piernas y despejarse.
De la misma forma, habrá que evitar leer y, también, el uso de móviles y tablet. Hacer esto aumenta el riesgo de marearse, ya que el cerebro se pensará que está parado y no se coordinará bien con el oído, que sí que detectará el movimiento. Por tanto, lo mejor siempre será entretener al niño con canciones o con juegos y evitar que fijen la vista en un punto concreto. Muchos padres optan por ponerle películas a sus hijos y, en algunas ocasiones esto puede salir bien porque les entretiene, pero también podrá hacer que se mareen.