La alimentación de los bebés es una de las mayores preocupaciones de los padres debido a su importancia. Durante los primeros meses, el pequeño se nutrirá solamente de leche materna o de leche de fórmula, pero con el paso del tiempo, lo más recomendable será que se vayan introduciendo distintos elementos sólidos. Será a los seis meses cuando el pequeño empiece con la alimentación complementaria y cuando comience a experimentar con la comida. Eso sí, lo más recomendable será que le echéis un vistazo al calendario orientativo de incorporación de alimentos de cada comunidad autónoma.
Habrá ciertas guías que recomienden que se comience entre los cuatro y los seis meses, pero lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF apuntan a que no habrá que empezar hasta el medio año. Será en ese momento cuando los pequeños pueden comenzar a comer prácticamente de todo, aunque con algunas excepciones. A partir de ahí, las necesidades de energía y nutrientes del lactante empiezan a ser superiores a lo que puede aportar la leche materna y, por tanto, será necesaria la incorporación de la alimentación complementaria. Pero, ¿cuándo se deberá incorporar cada alimento?
Se tendrá que empezar a dar verduras y hortalizas a partir de los seis meses del bebé, excepto algún tipo que se tendrán que ofrecer cuando ya cumpla el año. Este es el caso de las acelgas, la remolacha, el nabo y las espinacas, ya que acumulan una mayor cantidad de nitratos. Además, si se toman antes de los doce meses, no deberán exceder el 20 por ciento del contenido total del plato y, desde que cumplen el año hasta los tres, no habrá que poner más de una ración al día.
Respecto a las frutas, estas podrán introducirse a partir de los seis meses. Antes se retrasaban algunos tipos que podían ser potencialmente alergénicas como el melocotón, las fresas o el kiwi, pero al no haber una razón científica que lo justifique, la recomendación sería ofrecer cualquier tipo de fruta. Eso sí, antes de nada, lo mejor será que habléis con un profesional para que os aconseje cuándo será el mejor momento. Además, siempre habrá que estar atentos a posibles reacciones alérgicas, incluyendo tanto las frutas como cualquier otro alimento.
En cuanto a la carne y al pescado, los pequeños podrán comer cualquier tipo de carne a partir de los seis meses de edad y lo más recomendable será comenzar con el pollo, el pavo y el conejo, que son productos menos grasos. Luego, será ideal incluir la carne de ternera y de cerdo, al ser las más grasas y las más indigestas. Respecto al pescado, en aquellos niños menores de diez años habrá que evitar el consumo de peces de mayor tamaño, como pueden ser el emperador, atún o cazón.
También, los pequeños podrán comenzar a tomar huevo a partir de los seis meses y se aconseja que este esté muy bien hervido y que se separe la yema del huevo. En caso de que se quiera dar en tortilla o huevo revueltos, lo mejor será asegurarse que están bien cocinados para evitar el riesgo de contraer salmonelosis.
Respecto a la leche entera y sus derivados y al exceso de proteínas y minerales que contienen y que pueden ser perjudiciales para los niños del bebé, lo mejor será retrasar su incorporación hasta los doce meses. Es por eso que los bebés no serán capaces de digerirla completamente debido a que sus riñones no son capaces de filtrar el exceso de nutrientes que está recibiendo. Además, puede producir anemia debido a la absorción de hierro.
En el caso de que quieras incorporar en la dieta de tu pequeño los frutos secos o la miel, lo mejor será que los frutos secos estén bien partidos o molidos y nunca habrá que ofrecerlos enteros hasta que no haya cumplido, por lo menos, los cinco años. Por su parte, la miel no habrá que darla hasta antes de los doce meses por el riesgo de intoxicación alimentaria por botulismo.