Un alto porcentaje de partos en nuestro país se realizan por cesárea. Tanto si es programada, como si se decide realizarla cuando llega el momento del parto, muchas mujeres se sienten preocupadas por cómo será el proceso de recuperación, ya que es más largo y complicado que el de un parto vaginal. Por eso queremos darte unos consejos de mucha utilidad para recuperarte de una cesárea.
Frente al parto vaginal, del que el cuerpo tiende a recuperarse de manera natural con unos cuidados mínimos (siempre que no haya complicaciones), la cesárea es una intervención quirúrgica que consiste en realizar una incisión en el abdomen y el útero para que el bebé salga sin atravesar la vagina. Al tratarse de una cirugía, el cuerpo queda dolorido, la madre cansada y hay una cicatriz que es necesario curar adecuadamente.
Como hemos dicho, la cesárea en una intervención quirúrgica y deja una cicatriz que debe cerrarse correctamente con los cuidados necesarios. Mientras esto ocurre, las molestias y el cansancio estarán presentes, y a eso hay que unir la llegada de un recién nacido que va a necesitar atención de manera constante.
La recuperación pasa por diferentes fases y dura en total unas seis o siete semanas, durante las cuales es posible que se prolongue el sangrado, consecuencia de la involución del útero a su tamaño natural. La incisión tarda unos diez días en cicatrizar. Si pasa más tiempo o sientes dolor, rojeces o inflamación es necesario acudir al médico. Durante las dos primeras semanas no debes coger peso y las relaciones sexuales deberán esperar mes y medio.
Te contamos qué puedes hacer a lo largo de este proceso para que la recuperación sea lo mejor posible y no se dilate más tiempo del necesario.
Este consejo se puede aplicar a otro tipo de intervenciones quirúrgicas, porque permite iniciar la recuperación. En el momento en el que el médico dé el permiso (suele ser a las 24 horas) es importante hacer el esfuerzo de ponerte de pie y caminar un poco.
Se trata de un momento doloroso, debido a que es habitual sentir una gran presión en la zona afectada. Sin embargo, cuanto antes lo hagas, antes te sentirás mejor. Recuerda que es el médico el que debe indicar que te pongas en pie, y que hay que ir poco a poco aumentando la duración y la frecuencia de los paseos.
Los días en los que tarda la cicatriz de la cesárea en curarse son aproximadamente diez, y mientras transcurren hay que tomar algunas precauciones que ayuden a evitar posibles complicaciones, como que la herida se abra o se produzca alguna infección.
Proteger el abdomen de algunos gestos involuntarios como estornudar o reír puede evitar el dolor. Solo tienes que sujetarlo con las manos, o siempre que puedas con una almohada. Será bueno para tu cicatriz y para evitar molestias.
Seguramente, este es el cuidado más importante de todos. La higiene diaria es clave para que la cicatriz no se infecte, y se consigue lavándola con agua y un jabón de PH neutro. Para secarla es conveniente usar una gasa o celulosa, dando toquecitos suaves. En principio, no es necesario cubrir la cicatriz con un apósito, a menos que el médico te indique lo contrario.
Una vez que la cicatriz esté curada consulta con tu médico la posibilidad de utilizar una crema cicatrizante o un aceite que ayude a la piel a regenerarse y mantenerse hidratada.
En todo este proceso, presta atención a las señales de alarma: si tienes fiebre, picor, inflamación o cambio de olor en la cicatriz, acude al médico.
Nadie va a poder sustituirte en el tiempo que tu bebé ha de estar contigo, ni en las horas de lactancia, pero sí en el resto de quehaceres. Tu bebé te necesita, y tú necesitas a alguien que se ocupe del resto de tareas, como todo lo relacionado con la casa: limpieza, comidas, lavadoras… Es el momento de delegar, ya sea en tu pareja, en miembros de tu familia o contratando ayuda externa. No puedes realizar esfuerzos físicos por tu cicatriz y necesitas descansar para recuperarte del parto, así que déjate querer.
Ambas cosas son fundamentales. La ayuda que te puedan ofrecer quienes te rodean te servirá para descansar siempre que lo necesites, de manera que la energía que tengas vaya dirigida al bebé y a tu recuperación.
Tras la operación y la anestesia, pueden aparecer retortijones, gases y estreñimiento. Alivia estas molestias siguiendo una alimentación saludable en la que no falten la fruta y las verduras, y otros alimentos ricos en fibra. Y no olvides beber mucha agua.