Dice que jamás habría pisado un photocall como este justo después del parto. Y no solo por no perderse las primeras veces de Miki, que también. Lo de no dejarse ver por estos ambientes más bien ha sido un esperar "a que todo volviese a su ser", recuperarse y volver a ser la Paula Echevarría de antes de ganar esos 25 kilos que ya ha perdido de vista y sobre los que bromea mientras se toca la barriga e hincha los carrillos. De esto hemos hablado con ella en su último acto como embajadora de Pantene, "la relación más larga" que ha tenido en su vida. De las claves de este cambio, de lo que implica ser madre más allá de los 40, de lo bueno y lo malo de exponerse en Instagram, de cómo está gestionando que ya conozcamos a su hijo sin que haya cumplido su primer año y del otro gran frente abierto que tiene por delante: ver crecer a una Daniella Bustamante que se enfurruña cada vez que se refiere a ella como "su princesa".
Este es tu primer photocall tras ser madre. ¿Cómo lo afrontas después de tantos cambios?
Está siendo genial. La verdad es que emociona un poco. Antes cuando entré y os vi ahí a todos era como: ‘Ay, qué alivio volver’. Por todo, por la pandemia, por mí, por el encuentro. Yo hace mucho que estoy retirada, no solo por la pandemia, también por el embarazo y por el posparto. Hacía tiempo que no me encontraba con todos de frente y la verdad es que ha sido superemocionante.
Llevas más de 15 años siendo embajadora de Pantene. Como tú bien dices, “la relación más larga” que has tenido en tu vida, y en este caso te ha salvado para la caída del cabello que suele producirse en el posparto. ¿A ti cómo te ha afectado?
Durante el embarazo me noté el pelo fenomenal. Pasa siempre, que dobla en cantidad, así que por esa parte fenomenal porque tienes un montón. Luego cuando das a luz empiezan los problemas, empieza la caída, sobre todo cuando dejas de dar el pecho.
Cada vez que subes un post recibes miles de comentarios comentando tu recuperación posparto. ¿Cuáles dirías que han sido las cuatro claves para recuperarte físicamente?
En mi caso ha sido alimentación, ejercicio, algunos tratamientos y tranquilidad y relax dentro de lo que es tener un bebé recién nacido.
¿Y en lo emocional? ¿Qué tal lo has llevado?
La maternidad a los 30 es diferente que a los 40. No te puedo decir que sea ni mejor ni peor, pero es más calmada, más tranquila. Mi estado era mucho más tranquilo.
Cuando nació Daniella no existía Instagram, pero ahora con Miki la situación es diferente y nos has ido compartiendo fotos de él todos estos meses. ¿Ha sido una decisión consciente? ¿Cómo pensáis gestionar este tema ahora que las redes tienen tantísimo impacto?
De la manera más natural del mundo. No le saco todo el rato, no abuso, pero tampoco hemos decidido esconderle de la misma manera que con Daniella tampoco lo hago. Con David ya tuve esta misma conversación en su día y decidimos que lo mejor era ni exponerla excesivamente ni esconderla como si fuera un bicho raro. Al final hay que darle la mayor naturalidad posible, darle normalidad al asunto, el niño hay veces que está y si está pues está. Instagram cada día forma más parte de la vida de todos y está claro que uno comparte lo que quiere compartir. La naturalidad, en todo en la vida, yo creo que funciona.
¿Qué tal has llevado que se opine sobre cada paso que das como madre? Porque en redes incluso han llegado a juzgarte…
¿Me han juzgado como madre? Yo es que no me entero de nada. Yo paso total, qué voy a hacer caso, es gente que habla sin saber. Cuando dijeron que no llevaba al bebé a contramarcha, la propia marca de la silla contestó diciendo que esta silla solo puede ir a contramarcha, lo que demostraba que no sabían de lo que estaban hablando. Normalmente la gente en Instagram habla sin saber. Tú visualmente ves algo rápido y lo juzgas y no te paras a pensar en lo que hay detrás. Son chorradas, porque lo califico así, anécdotas de las que no me acuerdo. ¿Polémicas? ¿Cuáles? (Ríe)
Sois muchos los rostros populares que de un tiempo a esta parte habéis decidido mostrarnos la maternidad real, con lo bueno y con lo malo. ¿Para ti esto fue un tabú antes de que Instagram se abriese a hablar de estos temas?
No me he sentido incómoda nunca y no me siento más cómoda por que haya pasado esto en Instagram. Cuando nació Daniella no existía y yo os contaba igual que había engordado 21 kilos y que se me había caído el pelo por el posparto. Instagram tiene muchas cosas buenas, y para mí lo mejor que tiene es poder estar en contacto con la gente que te sigue. Yo tengo seguidores superfieles desde hace un montón de años que se convierten en gente de la que te alegras de ver en comentarios o en likes. Nos une mucho desde cualquier parte del mundo.
Hablas mucho del reto que ha supuesto volver a ser madre. Pero al mismo tiempo te enfrentas a otro: la adolescencia de tu hija mayor. ¿Qué tal llevas ese otro gran frente abierto?
Bien, me voy a volver loca pero bien (ríe). Bien porque la verdad es que al ser más mayor cada día me da menos que hacer. Es todo lo contrario. Si tengo que darme una ducha y estoy con el peque le digo: ‘Dani, sujétamelo un momento’. Tampoco es una ayuda que te mueres, porque tiene este punto adolescente de ‘oye, mamá, o sea, es tu hijo no el mío’, pero sí que ayuda porque le quiere mucho y se lo pasa pipa con él.