Si estás embarazada, y si no lo estás también, es muy posible que hayas oído hablar del suelo pélvico y de los ejercicios de Kegel. Estos sirven para tonificar el suelo pélvico, es decir, ese conjunto de músculos que mantienen a la vejiga, el útero y el recto. Además, serán muy recomendables durante el embarazo y, también, después del parto.
Los ejercicios de Kegel implicarán la contracción y la relajación de los músculos de la zona pélvica y genital. Por eso, te ayudarán a controlar la vejiga y los movimientos intestinales, aumentando la fuerza y la resistencia de la zona.
Cabe destacar que este tipo de ejercicios pueden ser especialmente favorecedores para cualquier momento de la vida y necesariamente no se tiene que estar embarazada para practicarlos. Además, podrás hacerlo desde casa, por lo que no deberás acudir a un gimnasio o pagar un extra por ello.
Entre los beneficios que conocemos sobre la realización de este tipo de ejercicios, nos encontramos con un mejor control de la vejiga así como el fortalecimiento del soporte de los órganos pélvicos. Son muchas las mujeres que tienen pérdidas de orina durante el embarazo o después del parto y es por eso que este tipo de ejercicios podrán evitar estos problemas de incontinencia. Además, cabe destacar que el parto vaginal también podrá provocar el prolapso de los órganos pélvicos.
De la misma manera, fortalecer la musculatura del suelo pélvico también te ayudará a desarrollar la capacidad de relajar y de controlar todos esos músculos y, sobre todo, servirá a la hora de prepararse para el parto. También, después del nacimiento del bebé, estos ejercicios te ayudarán a recuperar ese tejido perineal que se estira con el parto vaginal.
Lo primero que deberás hacer será tener bien identificados los músculos. Para ello, por ejemplo, será recomendable que intentes interrumpir la orina o introducirte un dedo en la vagina y apretar los músculos. Si en ese momento notas que el tejido que rodea tu dedo se contrae, lo estarás haciendo correctamente. Además, también será esencial que te pongas cómoda. Para ello, podrás sentarte o tumbarte, cómo mejor te encuentres.
Luego, tendrás que comenzar con los ejercicios. Para hacerlo correctamente deberás contraer los músculos del suelo pélvico, relajarte y repetirlo. Uno de los más fáciles es la contracción prolongada que hará que se relajen los músculos durante unos segundos. Al principio, podrá ser que solo aguantes unos segundos, pero, con el paso de las semanas, esto cambiará.
Además, será importante que aumentes esa intensidad a medida que los músculos se van fortaleciendo. Así, será importante que conozcas bien tu cuerpo y que aumentes, de forma gradual, el número de repeticiones, así como la duración de cada contracción y la frecuencia de cada sesión.
En el caso de que estés embarazada, lo mejor será que comiences estos ejercicios durante el segundo trimestre, cuando ya han pasado los síntomas y te sientas con más energía. Además, después del parto podrás realizarlos al cabo de unos días, en el caso de que el parto vaginal no haya tenido ninguna complicación. En el caso de que se haya producido una cesárea, lo más recomendable será esperar hasta que el médico especialista te lo aconseje.