Durante el embarazo se produce una montaña rusa de emociones, que hará que, en algunas ocasiones, estés más sensible de lo normal. Por eso, será usual que llores con más facilidad y, también, que vivas momentos de más tristeza o alegría. Pero, ¿son normales estos llantos? ¿Pueden afectar al bebé?
Muchas mujeres embarazadas pueden manifestar un incremento de su sensibilidad, tanto en sus estados de ansiedad y depresión como en los euforia y alegría. Es por eso que los desequilibrios hormonales pueden conducir a malestares anímicos. Por tanto, será esencial prestar atención a sus síntomas para saber si se pasa de una sensibilidad constante a un estado depresivo crónico.
Por eso, será normal que se llore durante el embarazo. La madre podrá experimentar diversos cambios en su conducta, que llegan a incluir la tristeza, la ansiedad, las ganas de llorar y las rabietas. Eso sí, estas sensaciones no tendrán por qué darse durante todos los meses de gestación y pueden aparecer en un determinado momento. Será en este caso cuando hablemos de una depresión perinatal y, por tanto, habrá que tomar todas las decisiones oportunas.
La depresión perinatal es un estado de tristeza, confusión y soledad que puede darse antes del parto y una vez que haya nacido el pequeño. Se diferencia de una alteración hormonal transitoria, ya que el cuadro depresivo puede permanecer durante varios días e, incluso, meses. Este ataque de tristeza suele conllevar algunos síntomas como el insomnio o, también, el deseo de dormir todo el día.
Esta depresión solamente afecta a un diez o quince por ciento de las embarazadas, por lo que es muy probable que el episodio de tristeza que vivas será algo transitorio. Además, esto no quiere decir que esas ganas de llorar vayan a desembocar en una depresión perinatal.
El llanto puede funcionar también como un calmante natural que nos puede llevar a un estado de serenidad. Por tanto, si tienes ganas de llorar, lo mejor será que te dejes llevar y que desahogues tus penas para luego sentirte mejor y más tranquila.