Natalia Sánchez explicaba a principios de semana que, por primera vez en dos años y medio, se tendría que separar durante 24 horas de sus dos hijos: Lia y Neo. La actriz debía viajar hasta la capital por motivos laborales y, con la pandemia golpeando aún con fuerza en nuestro país, no veía oportuno trasladarse con toda su familia. “Ya os contaré cómo ha ido y qué tal se ha apañado mi Marc”, le deseaba toda la suerte del mundo a su pareja en un post en el que se mostraba “nerviosa y emocionada a partes iguales” por esta experiencia.
Un día después de vivir este “cocktail de emociones”, siguiendo con el hábito de relatar en redes sus vivencias como madre de dos niños, Natalia confesaba que nada había transcurrido “como esperaba”. “Me despedí de los peques como si me fuera a ir un año entero, besos, abrazos y un sentimiento de culpabilidad que ni os cuento”, retrocedía en el tiempo hasta el momento en el que tuvo que separarse de ellos para volar hasta Madrid. “Llegué al hotel por la noche, porque quise coger el último vuelo para poder estar más tiempo con los peques, me saqué leche y, a la 1am ¡a dormir! (O eso creía yo)”, proseguía con su narración.
Pese a no tener una razón de peso por la que tener que despertarse durante toda la noche, la intérprete admitía que a las 5 de la mañana se despertó porque “el reloj biológico quiso que hiciera ‘la supuesta toma’ o ‘patada imaginaria” de los niños. “Fuera como fuese, estoy más que contenta porque, no fueron 8 horas, como había soñado, pero pude dormir 4 horazas del tirón por primera vez después de 2 años y medio. ¿Sabéis el gusto que da eso?”, no recordaba la última ocasión que había podido descansar interrumpidamente durante tanto tiempo.
Después de disfrutar de un desayuno “sin tirones de ropa, ni gritos, ni llantos” y afrontar los proyectos profesionales que la obligaron a desplazarse, la actriz regresaba al hogar que comparte con Marc Clotet, que esperaba a su chica “con cara triunfante y la cena preparada”: “Por lo que cuenta, se apañó genial para dormirles y, cuando yo llegué, ya estaban bañaditos, cenados y fritos”, recordaba la intérprete, que llegaba a la conclusión final de que “todo sigue sin mi y que, somos necesarias pero también prescindibles, lo cual me ha dado pena y me ha liberado a partes iguales”.