Tras unos días confinada por dar positivo en coronavirus, Pilar Rubio ha retomado sus compromisos laborales y asegurado sentirse al “cien por cien” tras superar la enfermedad con síntomas “muy puntuales que se han pasado”. La presentadora ha acudido a la presentación de su nueva colección de trajes de baño que ella misma ha diseñado y no ha podido evitar hablar de sus hijos: Sergio, que acaba de cumplir siete años, Marco, Alejandro y el pequeño Máximo Adriano, que en menos de un año de vida ha demostrado ser “el que más carácter tiene”.
Si echa la vista atrás siente nostalgia de que Sergio, el mayor de sus cuatro hijos, ya tenga siete años. “¡Lo veo tan mayor! Tengo conversaciones con él que parece una persona adulta”, ha asegurado la mujer de Sergio Ramos. Tajante con la idea de seguir ampliando la familia, Pilar asegura que no tendría tiempo para ser madre de nuevo, ya que además cuatro niños son mucho trabajo. “No sabría decir a quién de los dos se parecen. Tienen mezclas muy raras”, confiesa.
El mayor tiene los ojos negros y el pelo muy oscuro, pero todos los demás han nacido muy rubios y con los ojos claros: “Yo decía: ‘a ver si el siguiente sale con los ojos azules y el pelo oscuro, que es la única mezcla que nos queda’. Pero no, ha salido rubio con los ojos azules”. Máximo Adriano, que nació el pasado mes de julio, ha resultado ser el que “más carácter tiene de todos”. Según ha explicado la propia Pilar ante las cámaras de Europa Press, el bebé “ha visto el panorama y ha dicho: ‘aquí tengo que hacerme fuerte porque me comen’”.
Hace unos días nos hizo partícipes de sus primeros gateos y en tan solo unas semanas, la presentadora ha confirmado que el pequeño ya intenta andar, aunque todavía no lo consigue. “Tiene fuerza. Tan pequeño no puede, pero él quiere estar ahí, donde haya lío con los otros”, confiesa entre risas.
El padre es futbolista y ella presentadora, ¿alguno de sus hijos ha demostrado ya querer seguir sus pasos? Debido a que todavía son muy pequeños, Pilar cuenta que un día juegan al tenis, otro al fútbol y otro a las pistolas. “Yo les dejo que hagan lo que quieran, que sean libres y luego ya tendrán tiempo de decidir”, asegura. Lo que la pareja sí tiene claro desde que se convirtieron en padres es que querían inculcar la disciplina que el deporte les aporta, por eso desde que son pequeños acuden a judo.