Una de las principales preocupaciones de los padres es la forma en la que sus hijos se comunican cuando son pequeños, pues muchos tienden a gritar excesivamente en lugar de hablar, que lejos de quedarse en un hecho anecdótico o puntual puede convertirse en algo habitual. Entonces ya comienza a ser algo preocupante que puede sacarte de quicio o producirte estrés. Aún así, hay que afrontarlo como una etapa que se produce especialmente en la primera fase de la infancia en prácticamente la mayoría de niños. Pero, ¿sabes por qué gritan o qué puedes hacer desde tu posición para ayudarle a menguar el volumen?
Elevar el tono es frecuente en niños pequeños y precisamente su condición de niño es una de las causas porque se mantienen en constante actividad, descubriendo cosas nuevas y gritar en ocasiones es algo que les sale natural sin darse cuenta. Pero más allá de esto hay otros motivos que les pueden llevar a elevar el tono de voz más de la cuenta cuando habla con sus padres u otros niños.
La imitación es uno de esos motivos, los niños suelen copiar los comportamientos que observa de forma recurrente en casa, así que si se grita o se usa un tono de voz alto puede que el niño haga uso por esta razón. Otra de las causas es para llamar la atención, una de las más recurrentes, ya que en ocasiones los adultos dependiendo de la situación ignoran a los más pequeños, por eso tienden a gritar para hacerse notar y que los escuchen.
Aún así, uno de los motivos más recurrentes son las emociones. Hablamos de niños pequeños, que todavía están aprendiendo a controlar sus emociones y a gestionar su energía. Por eso cuando sienten frustración, estrés o felicidad tienden a gritar para liberar ese exceso de energía, estrés, rabieta o alegría.
En relación a problemas más concretos, que el niño grite puede deberse a problemas del lenguaje que manifiesta de esta forma. Aún así, los problemas de audición también tienen que ver, ya que si el niño se escucha en un tono bajo tiende a gritar para escucharse, sin darse cuenta que está elevando más de la cuenta su tono de voz.
A pesar de que es una etapa pasajera puedes ayudar a tu hijo a controlar los gritos para que hable en un tono normal en lugar de gritar, aunque todo sea dicho, la paciencia va a tener un papel fundamental si no quieres desesperarte más de la cuenta.
Lo primero es mirar hacia una misma. ¿Gritas o elevas más de la cuenta el tono de voz en casa? Si la respuesta es afirmativa debes empezar por cambiar tú para nivelar la voz y evitar gritar más de la cuenta incluso cuando vayas a reñirle por algo, así verá que gritar no es sinónimo de imposición o firmeza, que no es necesario. También debes comprender que es un niño pequeño, por lo que no te puedes dejar llevar por sus gritos respondiendo de la misma manera. Intenta hacerlo en un tono normal y poco a poco el también lo irá reduciendo.
Pero lejos de rabietas ya has visto que las emociones juegan un papel fundamental, por eso si viene gritando a contarte algo va a ser complicado que con tanto éxtasis él pueda explicarse y tú entenderlo, así que hazle saber que primero debe calmarse y luego contarte eso que le ha ocurrido para que puedas comprenderlo y escucharlo con atención. Además, es importante que en casa se respeten los turnos de palabra para que adquiera ese hábito y no pise a los demás cuando hablan.
De todas formas, en caso de que le cueste corregir esa conducta y la repita en otros entornos, como el colegio, puede que la mejor fórmula para ayudarle a nivelar el tono de voz sea acudir a un logopeda que mediante ejercicios específicos le permita reducir la voz para hablar con normalidad sin alzar la voz.