La lactancia materna no será un camino fácil de recorrer. Por eso, puede ser que en los primeros días te encuentres con algunas piedras en el camino. Dar el pecho será una habilidad que habrá que aprender y, por eso, se necesitará cierto tiempo y práctica para que amamantar se convierta en algo instintivo. Así, solucionar los problemas será algo indispensable para que la lactancia materna no se convierta en una auténtica pesadilla. Normalmente, los inconvenientes que pueden surgir en esos primeros meses de lactancia serán comunes a otras muchas madres, por lo que no deberás preocuparte.
BUno de los problemas más comunes es la aparición de bultos en el pecho que, con frecuencia, suelen doler un poco. Estos bultos suelen surgir porque hay un conducto bloqueado que está obstruido por la leche, lo que provoca la aparición de un bulto duro que puede doler y estar muy sensible.
Para calmar la zona, lo mejor será realizar un masaje en la zona afectada, sobre todo cuando vayas a dar el pecho o al extraer la leche para, así, ayudar a liberar el bloqueo. También, se podrá presionar suavemente una toallita caliente contra el pecho o probar a bañarte o ducharte con agua caliente antes de la toma para, así, reducir molestias. Eso sí, será muy importante que sigas dando el pecho con cierta normalidad para evitar el riesgo de acumulación de leche, lo que puede generar una mastitis.
Otra opción será la de extraer leche del pecho afectado después de las tomas para garantizar un vaciado adecuado del pecho y para ayudar a eliminar la obstrucción. Esto permitirá que el conducto vuelva a funcionar correctamente. Eso sí, si observas que la zona no mejora, lo mejor será acudir a un especialista para que te dé las pautas adecuadas para poder atajar este problema. Además, podrá ser que el bulto no esté relacionado con la lactancia.
Otro de los problemas que podrás encontrarte es que los pechos estén enrojecidos y que duelan. Esto podrá estar provocado por una mastitis, que es una de las complicaciones más comunes. Este trastorno provoca la inflamación del tejido mamario y sus signos más habituales incluyen sensibilidad y otros signos muy parecidos a la gripe como puede ser los escalofríos, el dolor en las articulaciones y la fiebre. Las causas de la mastitis pueden ser variadas. Entre ellas, nos encontramos con un conducto bloqueado no tratado, un agarre deficiente del pecho, periodos de tiempo largos entre tomas, pechos excesivamente llenos y un destete demasiado rápido.
Para solucionar este inconveniente, lo que se suele recomendar es la toma de paracetamol o ibuprofeno, así como seguir dando el pecho o extrayendo leche con frecuencia. Esta inconveniente no debe frenar la lactancia materna, ya que será algo transitorio. También, una buena opción será ofrecer primero el pecho afectado a tu bebé, lo que ayudará a vaciarlo de forma adecuada. Además, será muy importante descansar, comer y beber bien, así como realizar un masaje mientras te bañas o te duchas con agua caliente.
Y no solamente eso. También se podrá utilizar una compresa fría tras las tomas para reducir la inflamación. Otro sentimiento que podrá inundar a las madres, durante la lactancia, será el de cansancio. Esto será algo muy común, ya que dormir probablemente sea lo que menos hagas en tu día a día. Por eso, será muy importante cuidarse y habrá que descansar todo lo que se pueda, comer sano y de forma regular y beber mucha agua. Además, será muy importante que te tumbes para dar el pecho y no te saltes ninguna toma.
Podrá ser que pienses que no produces la suficiente leche. Lo cierto es que esto será más común cuando pases por picos de crecimiento, que son más habituales durante las tres o las cuatro semanas. Así, te preocupará que haya aumentado el número de tomas y que pienses que esto se debe a que no produces suficiente leche. Para saberlo habrá que comprobar que sigues generando el número habitual de pañales mojados y sucios. Además, hasta que el especialista no lo determine, no habrá que complementar la alimentación del pequeño con leche de fórmula ni tampoco habrá que proveerse de un calendario de tomas.
Otra opción será la contraria, que produzcas demasiada leche. Esto puede provocar dificultades tanto para ti como para el bebé durante la lactancia y es posible que tengas los pechos más hinchados, con pérdidas y molestias y problemas para el agarre. Para atajar este problema, lo mejor será que extraigas un poco de leche materna, utilices una toallita o muselina y que te asegures que el pequeño está bien sujeto.