Será normal que, en algún momento de su vida, tu hijo presente tos. Esto se deberá a que podrá estar sufriendo una gripe o resfriado, ya que se trata de uno de los síntomas más típicos de estos virus. La tos será un mecanismo de defensa que tendrá como objetivo expulsar algo del cuerpo, que ha podido llegar a las vías respiratorias por error, o algo que no debiera estar ahí, como sucede con la mucosidad. Por eso, en distintas ocasiones, la tos se utilizará para expulsar el moco.
Los niños podrán presentar distintos tipos de tos, entre las que podemos encontrar la tos seca, que se produce cuando no se mueve el moco ni se expulsa nada; la tos laríngea o de perro, también es conocida como tos ronca, que se da en las cuerdas vocales y suele ser más dolorosa; la tos productiva o blanda, que acompaña al movimiento del moco y la tos convulsa, que puede aparecer de repente y podrá ser debido a que el pequeño ha aspirado algo sin querer y lo está intentando expulsar.
Eso sí, siempre habrá que vigilar de cerca cómo evoluciona la tos en el niño. La más preocupante será la tos seca, ya que es la más molesta. Además, los jarabes para la tos no suelen ser recomendables para niños menores de dos años, ya que pueden provocar distintos síntomas como convulsiones, taquicardia o disminución de la consciencia. Por eso, será muy importante acudir a un especialista para que proporcione un diagnóstico adecuado y, también, su tratamiento.
Lo más recomendable será tratar la tos con productos naturales, como puede ser la miel. Esta podrá ser efectiva y se podrá utilizar en niños mayores de doce meses. Esto se debe a que este producto puede contener esporas contaminadas de C. botulinum y hasta el año de vida podrá ser peligroso para los bebés. Lo mejor será mezclarla con un poco de leche o de agua caliente y evitando mojar el chupete con miel.
Otro remedio casero será utilizar una cebolla cortada y ponerla cerca del pequeño. Este último remedio es una de esas recomendaciones que todo el mundo conoce, pero hay que dejar claro que no está avalado por ningún dato científico.
Se trata de un método seguro y consistirá en cortar una cebolla en dos o más trozos y ponerla en un plato cerca de donde el bebé o el niño duerma. Así, podrán aspirar el gas que emite al ser cortada. Este nos hará llorar cuando la cortemos, pero también harán que la garganta de los niños quede más humedecida, menos reseca y, por tanto, tendrán menos tos.
Por su parte, el jengibre podrá aliviar la tos asmática o seca, ya que tiene propiedades antiinflamatorias y podrá aliviar las náuseas y el dolor. Lo mejor será administrar este producto con agua caliente e infusionado.
La hidratación del pequeño es básica
Lo más importante para la tos será hidratar bien al niño, ya que podrán aliviar también la secreción nasal y los estornudos. Entre las bebidas calientes más recomendables nos podemos encontrar con los caldos o los zumos calientes.
También, será muy recomendable ir sacando la mucosidad que genera el resfriado y, por eso, será muy importante realizar lavados con suero fisiológico. Esto le ayudará a respirar mejor y probablemente llegarán a respirar mejor y toserán menos, al tener menos mocos.
Las gárgaras de agua con sal también será un remedio simple, pero efectivo. Eso sí, será recomendable para niños ya mayores. El agua con sal reducirá las flemas y la mucosidad de la parte posterior de la garganta y disminuirá las necesidades de toser. Además, habrá que hacer este proceso hasta que mejore un poco el estado de salud del pequeño.
Otra causa común de la tos entre los más pequeños será el reflujo ácido. Por eso, será muy importante evitar ciertos alimentos que pueden provocar esta complicación y será la mejor forma de reducir esa tos tan molesta. Los alimentos que más pueden producir esta complicación son los cítricos, el ajo y la cebolla, el tomate y, también, los alimentos con especias y sal.