Sabemos que por norma general los sueños guardan una estrecha relación con las cosas que ocurren a nuestro alrededor y con cómo las procesa nuestra mente, y en no pocas ocasiones se les adjudica un poder premonitorio que nos permita anticipar el futuro. Los sueños se producen cuando dormimos y nuestro sistema nervioso se reconfigura para descansar, recuperarse y prepararse para afrontar un nuevo día. Durante la fase REM del sueño se produce una desconexión del mundo exterior, mientras que nuestro grado de consciencia es bastante elevado, y es en la que, al parecer, tienen lugar los sueños.
Es cierto que la mayoría de las veces no recordamos qué hemos soñado y, cuando lo hacemos, el recuerdo es confuso y muchas veces nos encontramos con situaciones que resultan muy difíciles de explicar, y mucho más de interpretar de manera coherente. Pero, en otras ocasiones, los sueños son tan nítidos y, por decirlo de alguna manera, tan realistas, que no solo los recordamos perfectamente, sino que nos hacen plantearnos si guardan relación con algún aspecto de nuestra vida real al que deberíamos prestar más atención.
Hay sueños que nos resultan turbadores o inquietantes, y que nos hacen cuestionarnos si no estaremos ocultándonos algunos de nuestros deseos más íntimos. Por esa razón, soñar que estamos embarazadas sin estarlo en realidad, hace que se despierten en nosotras todo tipo de alarmas, como si nuestro subconsciente estuviera tratando de decirnos algo o, incluso, advirtiéndonos en cierta manera de cuál será nuestro futuro más inmediato: tener hijos. Hay muchas formas de interpretar los sueños relacionados con un embarazo, pero en ningún caso van a ser premonitorios: si estás embarazada, serán tu cuerpo y los cambios hormonales los que te pongan sobre ello, sin que tu mundo onírico tenga nada que ver con ello.
Ser madre supone uno de los grandes saltos en la vida, con el que asumimos seguramente la mayor responsabilidad que podemos llegar a imaginar. Pero hay otros momentos muy importantes en la vida que también implican la aceptación de responsabilidades que nos pueden generar cierta inquietud, como las que conlleva el paso a la vida adulta, un cambio de trabajo, de residencia, etc.
Todos ellos nos hacen crecer de una manera de otra, y nada ejemplifica tanto el concepto de madurar como el hecho de ser madre. Por eso es muy común soñar con un embarazo cuando sentimos que hemos de dar un paso más en la vida y que este va a ser importante. Y eso implica que también soñemos con un embarazo cuando los cambios que se avecinan en nuestra vida nos llenan de ilusión y de ganas de experimentarlos, al igual que ocurre cuando estamos esperando la llegada de un bebé.
Por otro lado, ya que los sueños tienen mucho que ver con los que pasa por nuestros pensamientos, aunque no siempre les hagamos caso, es del todo posible que soñemos que estamos embarazadas porque en realidad es un deseo que albergamos, lo hayamos hecho manifiesto o no.
Los sueños son también ese espacio para fantasear con aquello que queremos, por eso si deseas ser madre, aunque no tenga por qué ocurrir de manera inmediata, es normal que sueñes con ello. Ahora, no tienes que preocuparte pensando que si sueñas con ser madre es porque lo deseas aunque no lo creas así. Nadie mejor que tú para saber si ese sueño se corresponde con tus anhelos reales.
Y es entonces cuando llegamos a uno de los temas que preocupa a muchas mujeres, sobre todo al llegar a la treintena: la presión social por ser madre. Es cierto que esto cada vez está más fuera de tiesto, y que ya no se considera como antes, que el hecho de ser mujer implique vivir la experiencia de la maternidad.
Muchas mujeres tienen dudas acerca de si quieren ser madres o no, y otras tienen muy claro que no quieren serlo, pero a veces el entorno más cercano, de manera evidente o sútil, les hace sentir todavía la presión de que tienen que tener hijos. Y soñar con un embarazo que no deseamos puede ser en ocasiones la forma en la que nuestra mente refleja la ansiedad que esto nos produce.
El embarazo es posiblemente la experiencia en la que nuestro cuerpo cambia más físicamente en un breve espacio de tiempo. Y esto, de por sí, ya genera inquietud en muchas mujeres cuando piensan en la posibilidad del embarazo. Pero, en general, sigue existiendo la presión social sobre el físico femenino, que no deja de experimentar cambios a lo largo de su vida. Por eso, cuando notamos que uno de esos cambios se aproxima (aumento de peso, menopausia, síndrome premenstrual…) es posible que la inquietud que sentimos se manifieste en nuestros sueños a través del embarazo.